De turismo en Mallorca por Navidad

Escrito el 12 de Noviembre de 2011 por turisticut

El invierno es un buen momento para recorrer los pueblos y caminos de Mallorca, menos transitados que en verano; para descubrir sus rincones costeros, vacíos de turistas pero igualmente hermosos y evocadores. Una imagen de la isla con un encanto muy especial, difícil de transmitir.

La escritora francesa George Sand que, junto a su amante el compositor polaco Frederic Chopin, pasó unos años en Valldemossa, en el corazón de la Sierra de Tramuntana, descubrió los encantos de la isla de Mallorca hace ya dos siglos. Su relato “Un invierno en Mallorca” (Un hiver à Majorque), recoge las virtudes y atractivos de la Mallorca tradicional, recogida y rural, a la vez que las impresiones que en ella y su mentalidad abierta y cosmopolita, causaron. Aunque los tiempos hayan cambiado mucho, aún queda algo de esa esencia en la isla y es precisamente en invierno cuando mejor podemos tomar su pulso.

Por eso propongo hacer turismo por Mallorca aprovechando las vacaciones de Navidad. Si llegas en avión, la mejor opción es reservar un coche de alquiler en Record Rent a Car, una de las compañías con más prestigio en la isla. Te esperarán con el coche de alquiler en el aeropuerto y podrás recorrer Mallorca a tu aire, sin prisas, conociendo cada uno de sus maravillosos rincones…

La luz de Mallorca, tan celebrada y perseguida por los pintores y los fotógrafos, adopta en invierno una tonalidad especial. Se trata de una luz tenue y suave que confiere a Mallorca su verdadero sabor invernal. Hay días de lluvia y la nieve nunca falta a su cita en la Tramuntana, pero también hay muchos días de sol que, aunque no calienta como en verano, sí templa las temperaturas.

Las miradas de los mallorquines y también los turistas se trasladan desde la costa al interior. La oferta cultural en Palma parece aumentar y la vitalidad de la ciudad alcanza su cénit entre las Navidades y el 19-20 de enero, con las fiestas patronales de la ciudad. Tras estos días, llega la época de la floración de los almendros, en los que atravesar en coche los pueblos del interior se convierte en una verdadera delicia.

También los pueblos recuperan el protagonismo que las playas y el litoral les roban en verano. En los puertos es tiempo de sacar las embarcaciones del agua y someterlas a las reparaciones propias de la estación. Llegan los otros turistas: los senderistas, los ciclistas, los amantes del golf, los que buscan el relax y la paz… Los mercados semanales parecen más auténticos y tradicionales. Los restaurantes y comercios se llenan con los productos de temporada, en especial los embutidos que se elaboran en todos los pueblos tras la matanza del cerdo (ses matances): también llega ahora el momento cumbre de la gastronomía mallorquina y sus contundentes platos de invierno.

Fuente: turismodebaleares.es

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