Wairoa Maori Film Festival

Escrito el 26 de Agosto de 2010 por turisticut

A orillas del Wairoa River, uno de los ríos más importantes para la cultura aborigen de Nueva Zelanda –los maoríes–, transcurre el indigenista Wairoa Maori Film Festival. Este año, del 4 al 7 de junio, se presentaron en el festival de cine cintas relacionadas con la vida y las creencias de distintas tribus del mundo, como Reel Injun, la cinta documental con que el músico canadiense Neil Diamond se adentró en la cosmovisión de los indios norteamericanos.

Vía Paula c.l

Cataratas del Iguazú, un paseo bajo la luz de la luna

Escrito el 18 de Agosto de 2010 por turisticut

Un paseo a la luz de la luna puede ser inolvidable, pero te aseguro que si lo realizas bajo las impresionantes Cataratas del Iguazú, no lo olvidarás jamás.

En Las escapadas nos proponen ésta aventura, la aventura de realizar un paseo que tiene salidas de último momento dependiendo de la fase lunar. Los paseos se realizan cada noche de luna llena a partir de las 20 horas, siempre y cuando el clima acompañe. Cada tour de los tres que componen la jornada tiene un máximo de 120 personas, afortunados que podrán disfrutar de este maravilloso paisaje natural iluminados por la luz de la luna.

El circuito se realiza en silencio y comienza con un trayecto de 20 minutos en el Tren Ecológico, que conduce hasta la estación Garganta. Luego de una caminata de 1.100 metros se llega a un mirador desde donde se puede apreciar de cerca a la irreverente Garganta del Diablo aprovechando además para escuchar los sonidos de la selva que despierta de noche.

Luego se realiza un recorrido por diversas pasarelas para disfrutar de los diversos saltos de las Cataratas.

Las salidas nocturnas se realizan sólo cinco veces al año, las noches de luna llena. Las próximas serán del 24 al 28 de junio, del 23 al 27 de julio y del 22 al 26 de agosto.

Puedes ver el artículo original en Las escapadas

Japón, destino exótico por excelencia

Escrito el 11 de Agosto de 2010 por turisticut

Japón es, en pleno siglo XXI, el destino exótico por excelencia de Asia. No tanto por la geografía de sus islas -que también- o por el mundialmente conocido Monte Fuji (al que hay que subir, al menos, una vez en la vida pero no dos, según la tradición japonesa) sino por su ecléctica mezcla entre tradición y vanguardia, entre lo bizarro y lo fascinante, entre la atracción y la revulsión.

La cultura japonesa te puede atraer enormemente hasta decidir incluso establecerte en un país que es ya la isla más poblada del planeta, o bien puede producir un rechazo para no volver jamás.

Es el país por excelencia de las nuevas tecnologías, manejadas por un 99% de población alfabetizada -la más alta del mundo- y de las luces de neón en los rascacielos de megalópolis como Tokio, Osaka y Kobe. “Las mejores vistas” son desde el shinkansen, el tren bala que recorre Japón entero a una velocidad que alcanza los 300 kilómetros por hora.

Tras el paso de la II Guerra Mundial nos encontramos con un Japón reinventado, en el que hasta el rincón más recóndito es aprovechado como espacio para construir en vertical un hotel con habitaciones diminutas formato cápsula-nicho para todos aquellos que hayan tenido la mala suerte de perder el último metro de Tokio y quieran echar una cabezadita antes de ir directos a la oficina la mañana siguiente.

O la última freak invención: bares con gatos para poder acariciarlos mientras saboreas un café espresso ya que en un piso medio no queda espacio ni para convivir con un animal de compañía, o para todos aquellos que no quieren pasar las horas de soledad entre cuatro paredes.

La gastronomía de Japón merece capítulo aparte. Después de la exquisita cocina de Perú, puede que la japonesa sea todavía una gran desconocida para la inmensa mayoría de los occidentales, ya que no sólo de sushi vive el japonés, sino de una enorme variedad de platos que incluyen los menos populares -y no por ello menos buenos- como katsudon, okonomiyaki, yakiniku, tendon o yakisoba.

Por mi parte me quedo con el okonomiyaky, ¿y tú? Si visitas la isla y tienes el placer de probar cualquiera de estos exquistos bocados, me encantaría que me contaras cuál de ellos prefieres, ¿lo harás?

Vía 3viajesaldia.com

Croacia, el paraíso del turismo náutico

Escrito el 8 de Agosto de 2010 por turisticut

Su accidentada costa, los más de mil amarres y las numerosas islas, convierten a Croacia en un destino ideal para el turismo náutico.

Más de mil islas, islotes y rocas jalonan los más de 1.000 kilómetros de litoral insular de Croacia. Esta característica la convierte en uno de los puntos más atractivos para los amantes de la navegación. De hecho, en los últimos años, el turismo de cruceros con velero está teniendo una gran aceptación en el país y son ya muchos los que han probado la sensación de navegar por la costa Dálmata, amarrar la embarcación en cualquiera de los más de mil puntos de amarre, comer pescado recién sacado del agua y bañarse en calas absolutamente solitarias mientras se dejan seducir por el reflejo de las rocas en el mar.

Pero además, la Croacia mediterránea ofrece una amplia diversidad de tesoros escondidos entre antiguos castillos, fuentes termales, paseos por sendas entre viñedos y naturalezas vírgenes, que ofrecen una espectacular estampa de colores.

FESTIVALES DE VERANO
Durante la época estival, Croacia respira a fiesta. El casco antiguo de la mayoría de las ciudades es el escenario improvisado de festivales internacionales que congregan a un cada vez mayor número de visitantes. Este es el caso del Festival de verano de Dubrovnik, el Festival de Cine de Pula, el verano de Split o las noches musicales de Zadar.

MUCHO POR DESCUBRIR
Brela es uno de los lugares turísticos más atractivos de Dalmacia y una de las playas con mayor magia, lo mismo que la playa de piedra en la isla de Brac, cuya superficie cambia de forma en función de cómo sople el viento, pero sin perder su belleza y singularidad.

Trogir, la pequeña ciudad medieval que se alza sobre la isla, es otro de los puntos en los que se recomienda hacer una escala. Lo mismo ocurre con Mljet, considerada la isla más boscosa del Adriático, hoy convertida en Parque Natural gracias a sus bellezas naturales e históricas. En medio se encuentra un lago en cuyo centro hay una pequeña isla que alberga un monasterio benedictino del siglo XII. Los amantes de la naturaleza pueden continuar su periplo por aguas croatas haciendo escala en los otros tres parques naturales que se encuentran en el litoral: Kornati, Brijuni y Krka, con especies exóticas de flora y fauna.

Una parada obligatoria es el puerto medieval de Dubrovnik, al sur del país. Este centro turístico ofrece al visitante una ciudad antigua, protegida por una fortaleza del S. XVI, en la que iglesias, monasterios, palacios y casas con techos pintados de rojo o amarillo hipnotizan a quienes pasean por sus calles.

Pero son tantos los enclaves y tantas las posibilidades de verse embelesado por la belleza de estos paisajes costeros, que toda recomendación es poca para describirlo. Croacia se ha de descubrir por uno mismo, mezclándose entre sus gentes, hallando en cada una de las regiones esa belleza en la que naturaleza y mar se conjugan en una armonía raramente vista.

Vía todoviajar.com

Madeira, una pequeña joya en el atlántico

Escrito el 2 de Agosto de 2010 por turisticut

Una de las grandes atracciones por las que cruzar el Atlántico hasta la isla de Madeira son sus bosques de laurisilva, declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1999. La laurisilva es una formación de tipo subtropical predominantemente arbórea, cuya gran masa de hojas favorece la condensación de las nieblas produciéndose una lluvia local al pie de cada árbol que se conoce como precipitación horizontal. En otras palabras, cada árbol cuenta con su propia lluvia particular.

Además de las paradisíacas playas y de su extensa vegetación, que le otorgan durante todo el año un aspecto verde o de eterna primavera, Madeira y más concretamente su capital, Funchal, ofrecen al turista la oportunidad de conocer la primera ciudad fundada por los portugueses en el Atlántico fuera de la propia Portugal continental. Un paseo por sus calles y monumentos nos constata su historia.

La vieja ciudad creció alrededor del núcleo histórico de Santa María, donde se alzan las fortalezas de Sao Tiago y el Corpo Santo. Destaca también la Sé do Funchal (Catedral), un edificio del siglo XV; el Convento de Santa Clara, donde yacen los restos del descubridor de la isla, Joao Gonçalbes Zarcos; el Palacio de San Loureço, del siglo XVII; la bodega-museo de San Francisco o su impresionante Jardín Botánico, cita ineludible para los amantes de la botánica.

Vía dondeviajar.com

Top 10 playas más bellas de Brasil

Escrito el 24 de Julio de 2010 por turisticut

Sólo he estado una vez en Brasil, en Pelotas, un pequeño pueblo que hace frontera con Uruguay, pero te aseguro que después de leer esta lista con las Top 10 mejores playas de Brasil me sobran las ganas y me falta tiempo para regresar alguna vez a este fántástico país.

Y creo que si te animas a leerlo, te pasará como a mí. Vamos a ello.

Maceio
Es la capital de Alagoas, uno de los estados más homogéneamente bellos de Brasil.  A tiro de piedra de la ciudad, desde la playa de Pajuçara salen las jangadas –especies de balsas con velas– que van a las piscinas naturales. Al sur, playas de moda como Gunga o Francês y al norte, barra de Santo Antonio (con la célebre y atractiva Praia do Carro Quebrado), São Miguel dos Milagres (con do Toque, Tatuamunha, Lage y Patacho) y la más conocida, Maragogi, con sus vecinas Bitingui, Japaratinga y Peroba, rodeada de coqueiros, justo en el límite con el estado de Pernambuco.

Praia do Espelho
Es una de las más bellas de Brasil, popularizada por quienes instalaron el condominio Outeiro das Brisas. Hoy están no sólo las que pertenecen al complejo privado, sino también las que se instalaron en la playa, a orillas del mar: Enseada do Espelho, Pousada do Baiano y Fazenda Calá, entre otras. Muy románticas y con toques sofisticados, en general están desajustadas en la relación precio-calidad. Una buena opción es alojarse más al norte, en Trancoso o Arraial d’Ajuda e ir por el día. Tenga en cuenta que aún no hay cajeros electrónicos, teléfonos públicos ni almacenes en la zona. El aeropuerto más próximo es el de Porto Seguro.

Balneario de Porto Belo
A 12 km de Bombinhas, está mucho menos concurrido que su famosa vecina. Tiene playas formidables como Caixa d’Aço y Estaleiro. A esta última se llega sólo a pie, y encerrada como está entre piedras y colinas, es garantía de tranquilidad, acompañada de agua y arena claras. Si vas en temporada alta, no te dejes engañar por la promocionada excursión a la isla de Porto Belo y los paseos en escuna (barco) del Porto dos Piratas: son demasiado agitados e incluyen falsos bucaneros y música a todo volumen. En plan tranquilo, mejor apuntarse a una caipirinha en los bares flotantes de Araçá, otra amable playa de las inmediaciones.

Florianópolis
Sólo en Floripa pueden convivir el fenómeno inspirado en Miami de Jurerê Internacional, sus mansiones y sus beach lounges, con las playas salvajes de Lagoinha de Leste, Saquinho o Solidão. Sólo aquí coinciden la gran urbanización de ingleses con los casarios portugueses -vilas açorianas, en realidad- de Santo Antonio de Lisboa y Ribeirão da Ilha, donde, de paso sea dicho, se comen las mejores ostras. En Florianópolis está el surf de Mozambique y Joaquina, la vida noctura de la Lagoa da Conceição y los vestigios arqueológicos de la increíble isla de Campeche, cuyo mar turquesa pelea posiciones con el del Nordeste más preciado.

Ilha Grande
Se trata de una isla de casi 32 km de largo por 14 km de ancho. Para llegar, los viajeros se reúnen cada mañana en la Vila de Abraão –donde se concentran las posadas– y toman alguna de las embarcaciones que salen hasta la playa de Pouso. Desde allí son 20 minutos hasta Lopes Mendes, y recién después la trepada por una trilha estrecha para bajar por un frondoso morro, Santo Antonio. Para regresar, es preciso estar atento a la hora. Los barcos tienen horario fijo y el último sale a eso de las 17:30. Hay otros paseos clásicos a distintas playas: a la verde Aventureiros y Parnaioca (una de las salidas más alejadas), Lagoa Azul, Lagoa Verde y Japariz. Menos frecuentes son las excursiones a Cachadazo o Dois Rios, y menos aún la vuelta completa a la isla, que requiere un grupo armado para prorratear el costo.

Fernando de Noronha
Difícil saber dónde es más linda: si arriba o abajo del agua. Meca del buceo y también de mieleros y amantes de la naturaleza, Noronha es un archipiélago que se jacta de contar con las playas más bonitas –y codiciadas– de Brasil. Llegar y quedarse es caro. Se llega sólo por avión (desde Natal o Recife) y como se trata de un Parque Nacional Marino, hay una tasa de preservación ambiental cuyo importe se hace más caro a medida que se prolonga la estadía. Las posadas económicas arrancan en valores mucho más altos que los del continente, y las de lujo tienen precios astronómicos. Sin embargo, el color del agua y la visión de los morros Dois Irmãos y la Bahía do Sancho, justifican cualquier inversión.

Itacaré
Ya no es el secreto que era hace diez años, pero su geografía de penínsulas rocosas cubiertas de mata atlántica que llegan hasta el mar ha hecho que Itacaré se mantenga entre las mejores de Bahía. El aeropuerto está en Ilhéus, a unos 70 km, y es en el camino a esa ciudad que se detectan las playas más bellas: Itacarezinho, Havaizinho, Engenhoca, Jeribucaçu y la Prainha, delicia de surfistas. Allí también están los grandes resorts como el Txai, el Itacaré Ecoresort y el Village, donde el hotel es parte del condominio de Villas São José. Esa combinación de iniciativa inmobiliaria y turismo que ya se daba en São Paulo y Río, también está pegando fuerte en las playas brasileñas.

Jericoacoara
Dice la leyenda que Jeri se hizo famosa cuando salió como una de las 10 mejores playas del mundo en The Washington Post. Verdad o no, este balneario de nombre difícil y acceso ídem, viene creciendo a grandes pasos y si bien es cierto que conserva sus calles de arena, también lo es que hay paulistas que van por el día, por el sólo hecho snob de decir “conozco Jeri”. Se puede, en efecto, llegar en avioneta, pero casi todos llegan primero a Fortaleza y toman el bus (6 horas) a Jijoca para completar los últimos 20 km en jardineira (una especie de tráiler abierto arrastrado por las dunas por un tractor de grandes ruedas). Jeri merece un mínimo de 3 días para conocer el pueblo, su Duna do Po do Sol –donde todos ven el atardecer– y las vecinas aldeas de Preá y Tatajuba.

Pipa
Se distingue de las demás por sus falésias –acantilados– de arenisca roja, y por su astral, su “onda” internacional. Esta pequeña localidad a 85 km de Natal ha encantado desde siempre a turistas de todo el mundo. Ellos parecen haberse obstinado en mantenerla–casi– como era. Como sea, lo cierto es que en Pipa están tanto la pionera Toca da Coruja, Roteiro do Charme establecido en 1991, como la nueva y sofisticada Kilombo Villas & Spa, en la cercana playa de Sibaúma. Y de siempre, siempre, el bookshop de Cintia Junqueira, una gaúcha sin edad que tiene el mapa estelar tatuado en la espalda y que alquila o canjea (no vende) cualquiera de los 2000 libros que acumuló en su local.

Porto de Galinhas
Antes de ir, informate acerca del horario de las mareas: cuanto más baja esté, mejor. Si vas en temporada alta, sí es importante contar con reserva previa. La oferta de establecimientos es enorme, pero también la ocupación. Por eso los resorts se esmeran en conseguir la fidelidad de sus huéspedes a fuerza de piscinas cada vez más impresionantes. Las posadas sofisticadas están en la Praia do Cupe, mientras que el centro quedó para los establecimientos pequeños, con menos estructura y más próximos a la gran cantidad de restaurantes. Quienes sienten saudade de la aldea de pescadores que Galinhas supo ser, han orientado la brújula hacia Carneiros. Esta ahí nomás y aún conserva parte del espíritu original de su vecina.

Vía El País Viajes

Playa de Rodas, una perfecta media luna de suave y pálida arena

Escrito el 19 de Julio de 2010 por turisticut

En 2007, The Guardian describió la playa de Rodas, en las Islas Cíes (España) como una “perfecta media luna de suave y pálida arena protegida por pequeñas dunas abrigadas por un tranquilo lago de agua clara como el cristal” (…) “Los vecinos la llaman la playa caribeña. El agua es suficientemente turquesa y la arena lo bastante blanca como para creerse la comparación… hasta que metes un dedo en el agua”.

En 2010, muy probablemente Rodas seguirá encabezando la lista de las 10 mejores playas del mundo. El autor de esta privilegiada clasificación, Gavin McOwan, no ocultó su querencia por los espacios sin urbanizar, y esta zona apenas cuenta con señales de la presencia humana. Protegido por la calificación de Parque Natural en el año 1980, el triple archipiélago gallego cuenta con 3.000 hectáreas, de las que sólo unas 400 sobresalen del mar. Desde luego, un paraje idílico en el que “se puede dormir en un camping sombreado por altos pinos y con vistas al Océano Atlántico”.

Lo cierto es que los gallegos siempre han considerado a las Islas Cíes –presentes en canciones del grupo Siniestro Total o poemas de Rosalía de Castro– una de las joyas de la corona. De hecho, se conocen como “Las islas de los Dioses” desde la antigüedad. Su clima es más benigno que el de su entorno, con temperaturas templadas durante una buena parte del año y la mitad de las precipitaciones de la vecina ciudad de Vigo, situada a 15 kilómetros.

Las posibilidades en su escasa superficie se multiplican. Hay quien se conforma con tumbarse en Rodas, quien elige ver el atardecer desde ellas o sobre ellas (un buen observatorio es el Puente de Rande, sobre la Ría de Vigo) o quien se apunta a seguir las rutas señalizadas por sus bosques. También se puede optar por visitar sus faros, sus observatorios de aves, los restos arqueológicos que contiene, sus calas recónditas o sus nueve playas paradisíacas, que incluyen una nudista.

El archipiélago cuenta con tres islas principales: Monteagudo, en el norte; do Faro, en el centro, y San Martiño, en el sur. Además, tiene otros pequeños islotes. Las dos primeras, unidas por una lengua de arena y una laguna natural conocida como “El lago de los niños”, son las únicas que resultan fácilmente accesibles si no se dispone de embarcación propia. Su afluencia se ha limitado a 2.200 personas al día. Se puede llegar a  a ellas en barco desde el municipio de Baiona. También se pueden alcanzar desde Vigo y Cangas con la Naviera Mar de Ons.

Encontrarás más información en www.turgalicia.es

Vía revistaviajar.es

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