La pregunta no es mía, es de Paco Nadal, un gran periodista de viajes del que me declaro profunda admiradora.
Transcribo su post:
“Con cierta frecuencia, amigas, lectoras o conocidas me preguntan sobre la conveniencia de viajar solas a determinados destinos, por los general árabes o de religión musulmana.
Y siempre es una cuestión difícil de contestar, para empezar porque yo no soy mujer y quizá por más esfuerzos que haga nunca pondré ponerme en su mismo lugar.
Pero en general, respondo que una mujer sola puede viajar a muchos más lugares de los que los clichés y los tópicos nos imponen. La mayoría de las ocasiones lo que hay que evaluar no es un problema de seguridad física (asalto, robo… a los que un hombre solo también está expuesto) tanto como un problema de saber hasta qué punto estás dispuesta a soportar proposiciones, galanteos y acercamientos no deseados ni solicitados.
Es cierto que en países como Marruecos, sobre todo en las medinas y zonas turísticas, el grado de acoso y de intentos de acercamiento a una mujer sola son mayores y más persistentes que en otros lugares. Amigas que han viajado a Turquía también me cuentan que se pasan el día espantando moscones. Pero si lo pensamos bien, no es más que lo mismo que ocurría en España hace 20 o 30 años con la llegada de “las suecas”. Machos ibéricos recién salidos de un largo periodo de represión y oscurantismo creídos que toda mujer rubia y liberal buscaba sexo con ellos. Y encima las películas de Alfredo Landa fomentado el tópico.
Yo no estigmatizaría a una religión concreta ni a una cultura, aunque obviamente si fuera mujer no se me ocurriría ir a Arabia Saudí, por ejemplo. Pero viajar sola a Cuba también es un ejercicio de paciencia infinita ante el goteo constante de proposiciones sexuales.
He visto mujeres jóvenes viajando solas por muchos lugares del mundo; es cierto que con mayor frecuencia anglosajonas que españolas o latinas. Recientemente una amiga recorrió Tailandia sola y volvió encantada. Creo, y así respondo cuando me hacen la pregunta con la que empezó este post, que en estos casos, y más que nunca, lo que debe de primar es el sentido común; por encima de los miedos y de los clichés. Pensar muy bien dónde te vas a alojar, qué zonas vas a visitar, a qué horas te vas a mover y por dónde… en definitiva, adaptar el programa a tu condición de viajera solitaria.
Pero nunca renunciar al placer de hacerlo. Viajar solo/a es una experiencia incomparable que no debería de estar vedada a ningún sexo.
Y vosotras, ¿qué opináis?”
Por mi parte lo hice hace años en Japón y os aseguro que fue una experiencia inolvidable!!!