El conocido como oro negro de Tahití está de aniversario, nada menos que 50 años. Nace en las paradisíacas aguas de la Polinesia francesa, admirado tanto por su belleza como por su rareza, la leyenda popular dice que Oro, divinidad polinesia de la guerra y de la paz bajó a la tierra encima de un arco iris para ofrecer una ostra perlera de un tipo especial a la humanidad. Esta es la ostra bautizada por los científicos como “Pinctada Margaritifera”- variedad Cumungui, que se encuentra en las lagunas polinesias, los atolones de Tuamotu y los archipiélagos Gambier.
La perla de Tahití es el fruto de una combinación animal y mineral, sólo una de cada 15.000 perlas se genera de manera natural. La mano del hombre interviene en este proceso para ayudar a la naturaleza a completar su ciclo y generar el valioso oro negro.
La técnica de la cría de perlas consiste en sumergir un conjunto de ostras jóvenes (Naissain) en aguas de la laguna, cuando éstas alcanzan la edad adulta, en tres años aproximadamente, las perlas son sembradas, entonces se abre el molusco y se implanta en el cuerpo un núcleo, una pequeña perla fabricada a partir de un molusco de agua dulce.
En la última fase se sumergen las ostras en la laguna durante un periodo de dos a tres años, en este tiempo son vigiladas con gran atención ya que su nivel de supervivencia no es muy elevado. Si la ostra cosechada es de buena calidad se le practica un segundo injerto y se repite el proceso para obtener nuevas perlas.
Una de las últimas ofertas turísticas de la región permite a los visitantes bucear en busca del codiciado tesoro y hacerse con una perla auténtica, esta actividad ya es posible en Atolones como el de Fakarava.
Vía Viajar y Viajar