Portugal, nuestro a veces gran desconocido país vecino, es sinónimo de sol y naturaleza en armonía. En la amplia orla costera o en el bucólico interior, el sol nunca incumple su promesa al turista de luz y calor.
Con gran variedad de aldeas turísticas y complejos de lujo, el Algarve es el destino por excelencia para vacaciones de playa, incluso en invierno.
En la costa vicentina, menos concurrida, pequeñas calas o playas salvajes pueden convertirte en un auténtic@ descubridor. Pero la costa portuguesa son 850 km de arenas blancas y finas, que reflejan la luz del sol. Y además están las islas…
Portugal es el país idóneo para actividades al aire libre, también en los rincones del interior.
Con el sol como anfitrión, caminatas relajantes, paseos en globo aerostático, cual pájaro volador, pueden ser un bálsamo en las planicies soleadas del Alentejo, donde también podrás observar las cigüeñas que anidan en lo alto de una torre.
Otra buena idea puede ser realizar un crucero por el río ‘Douro’ (Duero).
Caracterizada por su extraordinaria belleza paisajística, por sus áreas protegidas, o también por la monumentalidad de su patrimonio,
la región del Douro se hace atractiva también por la fama de sus vinos, el Vino de Oporto, el Vino del Douro blanco y tinto, los espumosos y los aguardientes conjugados por la conocida gastronomía tradicional, la hospitalidad y los usos y costumbres que definen el perfil de sus gentes.