Enclavado en un entorno natural de gran belleza, a orillas del rio Duero, se encuentra la cueva ermita de San Saturio (patrón de Soria), un lugar mágico de obligada de visita si te encuentras en la capital soriana.
Levantada a principios del siglo XVIII sobre una gruta en la que vivió el propio San Saturio, la ermita de base octogonal consta de dos plantas a las que se accede por una escalera. En el interior de la iglesia no te puedes perder los restos del Santo que se encuentran en una anqueta junto al altar principal. Cuenta la leyenda que los restos del santo, canonizado en el año 1743 por Benedicto XIV, han llegado hasta nosotros gracias a que un eremita que nadó hasta la gruta para vivir junto a él le enterró aquí después que éste muriera. Hay que decir que la cabeza no se encuentra aquí sino en la Colegiata de San Pedro.
De gran interés son también las pinturas al fresco que adornan el interior de la iglesia y que son obra del genial Antonio Zapata. Éstas a través de distintas escenas narran la vida y sucesos de San Saturio. También hay otra secuencia de pinturas que representan a distintos santos eremitas a las que se les atribuye un marcado carácter esotérico. Y es que, concretamente, en la pintura dedicada a Hermes se pueden apreciar cuatro objetos íntimamente ligados a la tradición masónica: un arpa, una lira, un compás y una balanza. Si bien no está demostrado, la tradición popular nos habla de que siglos antes de que se construyera la iglesia esta gruta ya era frecuentada para sus reuniones por los templarios. Sin duda, esto y otros atractivos convierten la visita a San Saturio en un recorrido mágico repleto de inquietantes misterios y leyendas.
Un buen momento para visitar esta cueva ermita es el día dos de octubre ya que en esta fecha se celebra la fiesta en honor al santo. Lo corrobora el dicho local:”Haga frío o calor, Santurio el día dos”.
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