Barco-stop, lo último en viajes low-cost

Escrito el 24 de Octubre de 2012 por turisticut

Es la nueva modalidad de desplazamiento low-cost. Navegar hacia rincones remotos a cambio de labores a bordo, pero con coste cero de trayecto. Hacia el Caribe o el sudeste asiático, Japón o la Polinesia.

«Si quieres viajar sin dinero, hazte marinero». Así reza un viejo dicho popular extraído de la jerga mochilera. Una jocosa sugerencia que invita a empaparse del romanticismo de la navegación a cambio, eso sí, de levar anclas, izar velas o combatir crueles marejadas., como nos cuentan en el blog de ocholeguas.com. Lo que viene a ser surcar los mares desempeñando ciertas labores en la embarcación, pero sin gastar un solo céntimo en el trayecto.

Ahora esta experiencia está al alcance de cualquiera. Porque los tiempos que corren están fomentando una nueva –y económica- práctica para moverse por el planeta: lo último en viajes low-cost es hacer barco-stop. Sí, como lo oyen, aquello de levantar el dedo para obtener un desplazamiento gratis, pero esta vez con carácter náutico.

El barco-stop es similar a su homólogo de tierra firme, sólo que el interesado, lógicamente, en lugar de hallarse a la deriva en medio del océano esperando a un alma caritativa con el pulgar hacia arriba, acude a otros medios más sólidos y, tal vez, más organizados. El más común es recorrer diversos puertos hasta dar con aquel capitán que decida aceptarlo en su tripulación sin el previo paso por caja.

Existen, claro está, algunas condiciones a negociar antes de emprender la travesía. Y entre ellas, aquello que el barcostopista está dispuesto a ofrecer en contrapartida a un viaje sin cargas o, en su defecto, con el único pago del combustible y la manutención. ¿Fregar platos? ¿Pelar patatas? Sorprende la lista de funciones a ejercer a bordo, tan larga como variopinta. Más allá de la cocina y el mantenimiento, algunas compañías navieras buscan asistentes de chef, sumilleres, barmans… pero también masajistas, doctores, dentistas e incluso en los cruceros de placer, magos, malabaristas, payasos, croupiers… y toda suerte de animadores de fiesta.

Tablón de anuncios

A veces, basta el dominio de algún idioma para ganarse un hueco en el pasaje. Porque hay casos en los que se requiere de traductores al llegar al puerto de destino. Puestos a pedir, japonés para la isla de Yakushima, árabe para el archipiélago de Socotra o, más asequible quizás, la lengua de Víctor Hugo para la exótica Polinesia Francesa. Pero ni que decir tiene que la experiencia en navegación supone siempre un plus para esta tendencia viajera.

Tanto está cundiendo el barco-stop a lo largo y ancho del mundo que muchos puertos han incorporado ya en su tablón de anuncios un Crew Wanted, es decir, una lista con los puestos de tripulación demandados por los capitanes. E incluso en la red existen también algunas páginas (www.floatplan.com) con diferentes ofertas de trabajo a sueldo de un viaje a cero euros. Y no faltan incluso quienes han visto un filón literario en esta curiosa práctica, como el joven italiano Alberto Di Stefano, que ha escrito el libro Il giro del mondo in barca-stop (La vuelta al mundo en barcos-stop), basado en su propia experiencia.

En España también funciona, por ejemplo, en el Puerto de la Luz, Las Palmas, donde acuden a menudo intrépidos aventureros, dispuestos a abordar cualquier ruta. Cuentan, por cierto, los expertos que la mejor temporada es ésta que se aproxima: los meses de noviembre y diciembre, cuando centenares de barcos facilitan el cruce del charco con tripulaciones gratis.

A tiempo se está, pues, de enrolarse en un mastodóntico buque o en un idílico velero para dejarse llevar por los vientos alisios, recalar en islas maravillosas y vivir apasionantes aventuras. Como en las míticas historias que cuentan los marineros.

Fuente: ocholeguas.com

Croacia, el paraíso del turismo náutico

Escrito el 8 de Agosto de 2010 por turisticut

Su accidentada costa, los más de mil amarres y las numerosas islas, convierten a Croacia en un destino ideal para el turismo náutico.

Más de mil islas, islotes y rocas jalonan los más de 1.000 kilómetros de litoral insular de Croacia. Esta característica la convierte en uno de los puntos más atractivos para los amantes de la navegación. De hecho, en los últimos años, el turismo de cruceros con velero está teniendo una gran aceptación en el país y son ya muchos los que han probado la sensación de navegar por la costa Dálmata, amarrar la embarcación en cualquiera de los más de mil puntos de amarre, comer pescado recién sacado del agua y bañarse en calas absolutamente solitarias mientras se dejan seducir por el reflejo de las rocas en el mar.

Pero además, la Croacia mediterránea ofrece una amplia diversidad de tesoros escondidos entre antiguos castillos, fuentes termales, paseos por sendas entre viñedos y naturalezas vírgenes, que ofrecen una espectacular estampa de colores.

FESTIVALES DE VERANO
Durante la época estival, Croacia respira a fiesta. El casco antiguo de la mayoría de las ciudades es el escenario improvisado de festivales internacionales que congregan a un cada vez mayor número de visitantes. Este es el caso del Festival de verano de Dubrovnik, el Festival de Cine de Pula, el verano de Split o las noches musicales de Zadar.

MUCHO POR DESCUBRIR
Brela es uno de los lugares turísticos más atractivos de Dalmacia y una de las playas con mayor magia, lo mismo que la playa de piedra en la isla de Brac, cuya superficie cambia de forma en función de cómo sople el viento, pero sin perder su belleza y singularidad.

Trogir, la pequeña ciudad medieval que se alza sobre la isla, es otro de los puntos en los que se recomienda hacer una escala. Lo mismo ocurre con Mljet, considerada la isla más boscosa del Adriático, hoy convertida en Parque Natural gracias a sus bellezas naturales e históricas. En medio se encuentra un lago en cuyo centro hay una pequeña isla que alberga un monasterio benedictino del siglo XII. Los amantes de la naturaleza pueden continuar su periplo por aguas croatas haciendo escala en los otros tres parques naturales que se encuentran en el litoral: Kornati, Brijuni y Krka, con especies exóticas de flora y fauna.

Una parada obligatoria es el puerto medieval de Dubrovnik, al sur del país. Este centro turístico ofrece al visitante una ciudad antigua, protegida por una fortaleza del S. XVI, en la que iglesias, monasterios, palacios y casas con techos pintados de rojo o amarillo hipnotizan a quienes pasean por sus calles.

Pero son tantos los enclaves y tantas las posibilidades de verse embelesado por la belleza de estos paisajes costeros, que toda recomendación es poca para describirlo. Croacia se ha de descubrir por uno mismo, mezclándose entre sus gentes, hallando en cada una de las regiones esa belleza en la que naturaleza y mar se conjugan en una armonía raramente vista.

Vía todoviajar.com