En Costa Rica todo es pura vida, tal y como reza la coletilla que más veces se escucha a uno y otro lado de este paraíso centroamericano.
Allí no todo el mundo es rico ni nada en la abundancia, y seguramente viven con lo justo… y, sin embargo, están viven contentos. La alegría es una de las características que mas impresionan en Costa Rica y no es precisamente por el guaro, un explosivo aguardiente de caña de azúcar que mezclan habitualmente con un fresco (zumo) de limón; se diría que los ticos, nombre con el que se conoce a sus habitantes, llevan la alegría dentro. Será el clima, la extensa vegetación o una economía más o menos próspera (Costa Rica es conocida como la Suiza Centroamericana), el caso es que los costarricenses son muy alegres y hospitalarios con todo el mundo.
Pero no es el carácter de sus habitantes lo más increíble para los visitantes. Cuando se llega a este país uno tiene la sensación de estar visitando un parque de tamaño gigante, hay que decir que la naturaleza ha sido exageradamente generosa con este territorio que no llega a los 51.000 kilómetros cuadrados, en el que en cualquier rincón de Costa Rica crece vegetación. Los recursos naturales son su principal carta de presentación, se hayan más tipos de mariposas que el continente africano (más de 1.250 especies), humedales, eternas playas, bosques, más de 850 especies de aves… ¡No es difícil conducir por la carretera y contemplar un oso perezoso colgando de una rama o unos caimanes tostándose al sol en la orilla de un río!
La zona de la Cordillera Central, una de las más lindas, es también la más poblada. En ella residen dos terciosde la población, siendo Heredia y Alajuela los principales núcleos urbanos. Alajuela (o la tierra de los mangos, en honor a los mangos de su plaza principal) es un buen punto de partida. Situada a la falda del volcán Poás, su humilde catedral y la iglesia Santo Cristo de la Agonía merecen una visita, tanto como el centro de cría y conservación de guacamayos Flor de Mayo, que se encuentra a las afueras de la ciudad.
Pero claramente es el Poás el mayor atractivo del área, es el parque nacional con más visitas en Costa Rica. Se llega a él cruzando la aldea de Poasito, por una ruta panorámica que serpentea junto a huertos y cafetales, con unas vistas magnificas del valle. Lo más complicado sea quizás poder ver el volcán, no por su difícil acceso sino porque suele ser habitual que las nubes impidan su observación.
Quizás las dichosas nubes no sean tan molestas en el Parque Nacional Volcán Irazú, también de una belleza espectacular, Irazú es el volcán de mayor altitud de Costa Rica y realmente, el más activo. El nombre viene del término indio istarú, que quiere decir ‘montaña del trueno’, algo que dejo bien patente en 1963 cuando el país recibió la vista de John F. Kennedy. Desde su mirador, se ve un cráter con un lago de un verde intenso. Se puede acceder a otros cuatro cráteres, pero es imprescindible respetar las rutas señalizadas. Asimismo, al igual que en el caso de Poás, es recomendable llegar temprano para poder observarlo con el cielo despejado.
Desde Irazú es muy aconsejable visitar el valle de Orosi. una de las areas de cafetales más conocida. Contemplar los cafetales en 4×4 es algo que no debe dejar de hacerse, del mismo modo que visitar dos de los monumentos religiosos más antiguos del país, la bonita iglesia, de aires coloniales, de San José de Orosi, en la población del mismo nombre y las ruinas de la iglesia de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, construida en 1693.
Y por último, lo ideal es llegar a Heredia, las opciones son diversas, desde mezclarse en su colorido mercado de abastos, donde podrás disfrutar de su comida local por muy poco dinero, a tomar un descanso en el Parque Nicolás Ulloa, usualmente conocido como Parque Central o ver las vidrieras de la parroquia de la Inmaculada Concepción.
Definitivamente, pura vida.
Vía viajesfaciles.com