Estuve en Nara en el ‘91, aprovechando mi estancia de un mes en Kobe (Osaka), sin duda el viaje más inolvidable de mi vida. Japón es diferente a cualquier lugar que hayas podido visitar antes, y posiblemente el destino turístico donde más extranjero te puedes llegar a sentir. Al menos, esa fue mi experiencia.
A una hora más o menos de Kyoto y Osaka, la primera capital de Japón (año 710), cuenta con algunos de los templos budistas más antiguos de Japón y, como casi todo el país, es un lugar tranquilo y apacible, con las típicas casas de tejados bajos, montañas, jardines y caminos de piedras.
En realidad, lo más bonito de Nara es la ciudad antigua, un gran conjunto de espectaculares templos -Patrimonio de la Humanidad de la Unesco-, conocidos como los Monumentos históricos de la Antigua Nara. No te pierdas Hōryū-ji, Tōdaiji, Kōfuku-ji, Santuario Kasuga, Gangō-ji, Yakushi-ji, Tōshōdai-ji y los restos de Palacio Heijō.
Otro de sus principales atractivos es el encantador Jardín Isui-en, obra maestra de la era Meijii en Japón, y el parque de Nara, famoso por sus ciervos sika, los cuales campan libremente por el parque haciendo las delicias de quienes lo visitan.
* Como las distancias entre los templos son importantes, para aprovechar el tiempo al máximo es recomendable contratar una excursión de dia completo a Nara.
CURIOSIDADES
* Junto al buda del templo Todaiji hay una columna con un agujero. Cuenta la leyenda que el que pase a través de ese agujero tendrá grandes bendiciones en su próxima vida. Los niños no tienen problemas, pero más de un turista se ha quedado encallado y con problemas para salir.
Vía misviajes.com
Enlace wikipedia