En un cerrado meandro del río Júcar se yergue el promontorio sobre el que se asienta la localidad de Alarcón, una de las más atractivas de la provincia de Cuenca, situada a medio camino entre Madrid y Valencia.
Desviándose unos 20 kilómetros de la A-3, autovía que comunica la capital española con las playas levantinas, se llega a esta villa conquense, consolidada como fortaleza árabe y considerada un conjunto singular de la geografía española.
Historia
Existen restos que demuestran que sus primeros moradores fueron los iberos, así como que en sus tierras estuvieron establecidos los romanos; pero los rumores señalan a un hijo de Alarico, rey de los visigodos, como quien bautizó esta antigua villa con el nombre de Alaricón, convirtiéndose con el tiempo en Alarcón.
Numerosas conquistas y reconquistas entre moros y cristianos tuvieron como marco este pueblo manchego, siendo durante la Reconquista cuando alcanzó los tiempos de gloria y esplendor. El actual Parador de Alarcón fue alcázar en los primeros años del siglo VIII y entre sus paredes se desarrollaron algunos capítulos importantes de la Historia de España: falleció el príncipe musulmán El Ciego; se sublevó Omar Ibn Hafsún; Fernán Martín de Ceballos realizó una loable hazaña, al escalar los muros del edificio, apoyándose en dos dagas, y lograr conquistarlo bajo el reinado de Alfonso VIII y se fundaron los Tercios de Alarcón, que intervinieron, decisivamente, en la batalla de las Navas de Tolosa (1212).
Pero no sólo guerras tuvieron lugar en este marco incomparable: también el amor y la literatura fueron protagonistas de sus muros. Al Infante Don Juan Manuel, que dominó Alarcón a partir del siglo XIV, le sirvió el castillo como morada e inspiración literaria, escribiendo, entre sus paredes, parte de su obra. A la muerte del infante, el castillo retornó al patrimonio real para ser cedido, en el siglo XV, a don Juan Pacheco, marqués de Villena. Posteriormente estuvo años años a la intemperie, siendo utilizado como lugar de juegos y trastadas por los más pequeños de la villa, hasta que en 1963, el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, continuando con su labor de crear paradores nacionales, decidió rehabilitarlo como tal. En 1966 abrió sus puertas con el nombre de Parador Nacional Marqués de Villena y, de esta manera, las murallas, que habían servido de defensa, se convirtieron en la puerta a la paz y tranquilidad.
Iglesias medievales y arte contemporáneo
El conjunto defensivo que posee Alarcón, formado por castillo, murallas, cinco puertas y cinco torreones, es uno de los más espectaculares de España. Tres consecutivas puertas de muralla, defendidas, a su vez, por torreones, abren el camino al pueblo por el único acceso existente. Se trata de la Puerta y Torre del Campo, la Puerta y Torre del Calabozo (o de enmedio) y la Puerta del Bodegón. En la ladera izquierda del río se encuentra la Puerta de Chinchilla o de Las Moreras y en la derecha, la Puerta del Río que da acceso a una pequeña península formada sobre el río Júcar y sobre la que se sitúa la Torre de los Alarconcillos.
El castillo es el edificio más emblemático de toda la villa. Su trazado árabe, con planta triangular, y el patio, con pozo y pila, trasladan al visitante a la época medieval. No obstante, no sólo el Parador merece ser visitado en este pueblo castellano-manchego:
- Plaza del Infante Don Juan Manuel o Plaza Mayor. Presenta una estructura típica medieval, con forma rectangular y el Ayuntamiento, edificio del sigo XVI con una galería porticada con cinco vanos de arcos carpaneles.
- Iglesia de Santa María. Posee capillas barrocas, elementos góticos y platerescos. Este último es el estilo dominante que puede apreciarse en las naves y la portada principal (ver imagen inferior), cubierta por un portal de casetones atribuido a Esteban Jamete de Orleans; del taller de este mismo autor son el retablo, la pila bautismal y la sacristía. En el interior de la iglesia se puede observar un bello templete barroco popular policromado.
- Iglesia de Santa Trinidad. Construcción de planta rectangular con dos naves, una del siglo XIII y otra añadida a principios del XVI, aunque la bóveda más antigua data del siglo XV. La fachada, plateresca, se encuentra coronada por los blasones del segundo marqués de Villena y su torre se levanta sobre el llamado Arco de la Villa.
- Iglesia de Santo Domingo de Silos. Románica, fue construida en el siglo XIII con intervenciones renacentistas y barrocas. Tras ser rehabilitada, pasó a utilizarse como auditorium y sala de exposiciones.
- Iglesia de San Juan Bautista. Edificio del siglo XVI, construido sobre una antigua iglesia románica (de la que queda la torre). Es de una sola nave, con bóveda de cañón y contrafuertes interiores que delimitan las capillas laterales. Posee una espadaña del siglo XVIII, así como una portada clásica manierista. En la actualidad es la iglesia más conocida y visitada del pueblo, al poseer en su interior el Centro de Arte Contemporáneo de Pintura Mural de Alarcón. Este proyecto, patrocinado por la Unesco, permitió que el artista Jesús Mateo transformase una iglesia abandonada en un lugar donde las formas y el color dan rienda suelta a la imaginación.
Paisaje y comida excelentes
Las hoces del río Júcar que rodean la villa, el embalse de Alarcón (a escasos kilómetros), así como la naturaleza propia del lugar, también permiten el desarrollo de múltiples actividades de ocio. Rutas de senderismo, a caballo o en bicicleta, así como la práctica de la pesca o caza deportiva pueden practicarse durante la visita a Alarcón.
Por supuesto no se debe abandonar la villa sin degustar la comida típica conquense. Existen varios locales donde hacerlo como el Parador, el hotel Villa de Alarcón, algunos bares y mesones, y el restaurante La Cabaña, cuyas privilegiadas vistas permiten duplicar el disfrute del buen yantar que ofrece su cocina.
Alarcón, protagonista de la Historia en época medieval, ha sabido adaptarse a los tiempos actuales, con la creación de hoteles y restaurantes, la puesta en marcha de actividades al aire libre, la realización de pinturas contemporáneas en una iglesia del siglo XVI y la aparición como decorado en unos dibujos animados japoneses.
Vía suite101.net