Estoy segura de que alguna vez, escuchando los relatos de algún viajero, has oído decir “Aquello estaba en la Conchinchina”, refiriéndose a algún lugar situado realmente lejos, muy, muy lejos. La expresión parece inventada, ¿verdad? Pues no, la Conchinchina existe.
Conchinchina (Cochinchine, en francés) está situada en la zona meridional de Vietnam, al sur de Camboya, y ocupa la zona del delta del Mekong, la cual le confiere una extraordinaria riqueza arrocera. Abierta al Mar de China Meridional y al golfo de Tailandia, su clima es monzónico, con una temporada de fuertes tormentas acompañadas de abundantes lluvias.
Esta zona fue bautizada así por los franceses, durante su invasión en 1787. La Conchinchina comprendía buena parte de la actual Vietnam, y su capital era Saigón. En el antiguo edificio del gobierno de la Conchinchina hoy funciona un museo de la historia Vietnamita, y en él todavía se lleva a cabo una vieja tradición: los recién casados se fotografían, vestidos de novios, junto a la fachada del edificio.
Desde el fin de la guerra entre Vietnam y Estados Unidos, hace más de treinta años, Saigón ya no se llama Saigón. Ahora se llama Ho Chi Minh City; sin embargo, mientras uno recorre sus calles en moto y come rollitos nem bebiendo cervezas en el mercado de la ciudad, vuelve la idea de estar en la Conchinchina. En un lugar lejano como hay pocos.
La vida comercial en la vieja Saigón no tiene pausa. Se puede conseguir casi de todo, durante las veinticuatro horas. Desde maletas falsificadas y pastillas para dormir, hasta un buen masaje a seis manos, con tres Vietnamitas esparciéndote aceites mientras ríen en un idioma que no entiendes, pero que también te da risa, o más bien, cosquillitas. En la ciudad no hay discotecas, así que las fiestas de los hoteles cinco estrellas son las mejores de la ciudad.
En el Mekong se ven casas flotantes, ferias flotantes, barrios flotantes, familias flotantes, hay tanto movimiento que no hay cifras exactas de su población flotante. El delta más famoso de Asia, plagado de huertos y pantanos y arrozales, se extiende de los límites de la ciudad de Ho Chi Minh en dirección sudoeste hacia el golfo de Tailandia. Para visitarlo, en cualquier oficina de turismo venden viajes de uno, dos, tres, cinco y hasta quince días, donde se puede recorrer arrozales y fotografiar la típica postal de los campesinos bajo esos sombreros cónicos, los Non La. Cuando llega a Vietnam, el río Mekong ya ha recorrido más de cuatro mil kilómetros de Asia, naciendo en la meseta tibetana, pasando por China, bordeando Birmania y rodeando Laos, la frontera tailandesa antes de cruzar Camboya.
Como verás, la Conchinchina no está tan lejos como pensábamos, o quizá nosotros cada vez vamos más lejos.
Vía La Prensa Gráfica
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