Qué ver y disfrutar en Málaga

Escrito el 13 de Septiembre de 2012 por turisticut

En Málaga el sol y el mar dominan la vida cotidiana y también la del visitante. Situada entre los montes y el mar, la vista del Mediterráneo está presente en muchos aspectos de la actividad de sus habitantes y es casi imposible escaparse a su influjo. Algunos de los mejores placeres de los que se puede disfrutar en la capital de la Costa del Sol se encuentran a la orilla del mar.

Por muy tópico que parezca, darse un homenaje de espetos de sardinas y otros frutos del mar casi a pie de arena es posible en Málaga capital y en muchos de los pueblos cercanos a un precio muy asequible. En la ciudad, los restaurantes más famosos para tomar pescaito se encuentran en el paseo marítimo de Pedregalejo. El paseo trancurre junto a la playa, donde además podemos ver las jábegas, unas embarcaciones de pesca típicas del litoral malagueño y que han sido recuperadas recientemente gracias a la puesta en marcha de las regatas de jábegas.

Los mejores espetos de sardinas se pueden tomar en primavera y verano, cuando se abre la época de pesca de sardinas en la costa malagueña. Las mejores y autóctonas son de un tamaño medio, más bien pequeño, mucho más sabrosas que las grandes que se sirven en otras épocas del año y que vienen de otros caladeros de pesca.

En el mismo paseo de Pedregalejo se han abierto recientemente bares dirigidos a un público joven donde se puede disfrutar de un café, un cóctel o un combinado a la orilla del mar o en el interior, en un ambiente distendido y con música.

En este recorrido paisajístico y gastronómico de Málaga, no nos puede faltar la visita del Castillo de Gibralfaro. Su nombre se remonta a la antigua construcción fenicia, sobre la que Yusuf I de Granada construyó el castillo, y donde había un faro. El castillo fue muy importante durante la reconquista de los Reyes Católicos, que infligieron un duro asedio hasta conquistar la ciudad. Como muchos de los castillos de la franja mediterránea, una de sus mejores cualidades actuales son las vistas de la ciudad que proporciona. De hecho, a lo largo de la carretera que asciende hasta él podemos hacer alto en un mirador desde donde se divisa la plaza de toros, el centro de la ciudad, la playa de la Malagueta (la más céntrica de la ciudad), pero también el puerto y las playas de Huelin y Pedregalejo extendiéndose en sentidos opuestos de la costa malagueña.

Al pie de la montaña se encuentra la Alcazaba y el Teatro romano.

La Alcazaba es uno de los monumentos más representativos de la ciudad. Es un palacio fortaleza construido por los gobernantes musulmanes de la ciudad durante el siglo XI.

El teatro romano se encuentra ubicado al pie de la Alcazaba. Fue descubierto en 1951 cuando se estaba construyiendo un jardin para dar entrada a la Casa de la Cultura. El teatro se remonta a la época de Augusto y fue utilizado hasta el S.III. Después, los musulmanes lo hicieron servir como cantera de materiales para la restructuración de la Alcazaba.

De tapas por el centro

La calle Molina Lario es uno de los ejes principales del centro histórico malagueño. La plaza de la Constitución o la famosa plaza de la Merced, donde se encuentra la casa donde nació Pablo Picaso, son puntos de referencia indispensables para recorrer el casco antiguo. Es recomendable realizar una visita a plena luz del sol, para disfrutar del ambiente de terrazas y poder perderse en las antiguas calles de la judería o recogerse en la Catedral de Málaga, conocida como ‘La manquita’. El apodo se debe a su asimetría, ya que una de sus torres no llegó a terminarse. Históricamente se ha dicho que nunca se terminó porque el dinero dirigido a terminar la torre se empleó para arreglar los caminos de Antequera y Vélez, aunque hay una versión más romántica que hace referencia a un desvío de los fondos para sufragar la guerra de la independencia norteamericana.

Es recomendable alojarse en un hotel de Málaga durante la visita de la ciudad, ya que si tenemos que trasladarnos a alguna de las poblaciones costeras de la provincia no podremos difrutar del ambiente nocturno y los tradicionales bares de tapas del centro.

Si quieres tapear, en la web A tapear! tienes una buena selección de bares donde ir y hacer una ruta por el centro de la ciudad.

Te recomendamos pasar por:

- La Campana, un bar con la típica decoración de taberna, está situado en calle Granada, en pleno centro y podrás tomar unas tapas de pescaito antes de seguir tu ruta.

- Cortijo de Pepe es sin lugar a dudas una de las paradas obligatorias. Está en la plaza de la Merced y tiene unas tapas y carnes de muy buena calidad ¡altamente recomendable!

- La Casa del Piyayo, también en calle Granada es uno de los lugares donde mejor se tapea en Málaga, el adobo y los calamares están deliciosos.

¡Ah! Y no olvides pasarte por la bodega El Pimpi, aunque sólo sea para tomarte un Cartojal (vino dulce), un fino o una cerveza, tiene una increíble colección de fotografías de personajes famosos que han pasado por el local y se ha convertido en toda una tradición para quien llega a la ciudad por primera vez.

Ver artículo en su fuente original: tusdestinos.net

La irresistible Ciudad del Cabo

Escrito el 8 de Junio de 2010 por turisticut

Ciudad del Cabo (Cape Town)  es uno de esos lugares irresistibles para el viajero que, tras visitarla, no dudaría en quedarse a vivir. Ubicada entre el océano y la Montaña de la Mesa, la ciudad enamora por su ambiente cosmopolita y las distintas alternativas que ofrece  al turismo: desde avistar pingüinos, ballenas o tiburones, hasta recorrer una zona de viñedos que no parece de este continente.

Todo el que la conoce, repite, o por lo menos se queda con las ganas. Naturaleza en mayúsculas es lo que nos aguarda en Ciudad del Cabo, y también mucho glamour. Los surafricanos pudientes que pueden elegir dónde vivir, la eligen a ella. Además, su bendito clima, la espectacularidad de sus paisajes y sus buenos precios hacen que por aquí se rueden cada año infinidad de películas, anuncios y producciones de moda, contribuyendo a darle a esta niña mimada de África un aire cosmpolita del que no pueden presumir tantas ciudades del mundo.

Ciudad del Cabo tiene una de las ubicaciones más redondas del planeta, encajonada entre el océano y los perfiles rasos de la Montaña de la Mesa, desde cuyas alturas llega a avistarse en los días despejados toda la Península del Cabo. Sin salir prácticamente de ésta, en un mismo día pueden verse las colonias de focas de Duiker Island y las de pingüinos de Boulders Beach, llegarse hasta la última esquina del Cabo de Buena Esperanza o hacer una degustación en las aristocráticas bodegas que erigieron los holandeses en el siglo XVIII, entre unos paisajes de viñedos tan inmaculados que parece inconcebible que también esto sea África.

Tres o cuatro días en un coche de alquiler sería lo mínimo para sacarle el jugo a su provincia, aunque por la noche conviene regresar a la ciudad para vivir su ambiente, sus restaurantes y locales tremendamente chic en los que resulta fácil jugar a ser rico, porque por muy cool que sea el lugar rara vez la factura será de esas que le indigestan a uno la cena. Además, aunque es cierto que los que frecuentan estos locales siguen siendo en su mayoría blancos, también hay negros entre los comensales; algo impensable hace apenas veinte años, cuando todavía el país vivía bajo el apartheid.

Vía Revista Viajar