Cuevas de la Villa en Requena

Escrito el 4 de Febrero de 2011 por turisticut

Requena está situada en la zona más occidental de la provincia de Valencia, en un paisaje dominado por viñedos. Su gran atractivo turístico radica en el Conjunto de hasta 22 cuevas de origen árabe que están situadas en el subsuelo del Conjunto Histórico Artístico del Barrio de la Villa. Un viaje apasionante para toda la familia.

Durante el recorrido por las Cuevas de la Villa se pueden apreciar los distintos usos a las que éstas estaban destinadas. Así podremos observar cuevas que tenían función de bodega donde se almacenaba y conservaba el vino en grandes tinajas. Igualmente podremos contemplar distintos utensilios utilizados para la elaboración del vino como trullos utilizados para el pisado de la uva, las piqueras, las trulletas, etc…

Siguiendo nuestro recorrido a través del laberinto de túneles que comunican unas cuevas con otras, veremos cuevas que cumplían la función de almacén de trigo; cuevas con pozos que servían para abastecer de agua a las viviendas e incluso una cueva que realizaba la función de osario. Ésta que, sin duda, resulta la más interesante era utilizada como fosa común para depositar los huesos que se extraían de la cripta de la iglesia de San Salvador, cuando éstas se llenaban de enterramientos.

Hoy en día es posible disfrutar de esta visita gracias a la restauración que se llevó a cabo en las cuevas en la década de los 70, después de estar más de tres siglos en la oscuridad.

Requena dispone de dos estaciones de ferrocarril. La primera de ellas, situada en el casco urbano, presta servicio a las líneas de Cercanías y a los servicio de trenes regionales. La segunda y más reciente, la Estación de Alta Velocidad Requena-Utiel, está situada en la pedanía de San Antonio, a 5,5 kilómetros del centro de la ciudad de Requena.

Vía Dónde Viajamos

La irresistible Ciudad del Cabo

Escrito el 8 de Junio de 2010 por turisticut

Ciudad del Cabo (Cape Town)  es uno de esos lugares irresistibles para el viajero que, tras visitarla, no dudaría en quedarse a vivir. Ubicada entre el océano y la Montaña de la Mesa, la ciudad enamora por su ambiente cosmopolita y las distintas alternativas que ofrece  al turismo: desde avistar pingüinos, ballenas o tiburones, hasta recorrer una zona de viñedos que no parece de este continente.

Todo el que la conoce, repite, o por lo menos se queda con las ganas. Naturaleza en mayúsculas es lo que nos aguarda en Ciudad del Cabo, y también mucho glamour. Los surafricanos pudientes que pueden elegir dónde vivir, la eligen a ella. Además, su bendito clima, la espectacularidad de sus paisajes y sus buenos precios hacen que por aquí se rueden cada año infinidad de películas, anuncios y producciones de moda, contribuyendo a darle a esta niña mimada de África un aire cosmpolita del que no pueden presumir tantas ciudades del mundo.

Ciudad del Cabo tiene una de las ubicaciones más redondas del planeta, encajonada entre el océano y los perfiles rasos de la Montaña de la Mesa, desde cuyas alturas llega a avistarse en los días despejados toda la Península del Cabo. Sin salir prácticamente de ésta, en un mismo día pueden verse las colonias de focas de Duiker Island y las de pingüinos de Boulders Beach, llegarse hasta la última esquina del Cabo de Buena Esperanza o hacer una degustación en las aristocráticas bodegas que erigieron los holandeses en el siglo XVIII, entre unos paisajes de viñedos tan inmaculados que parece inconcebible que también esto sea África.

Tres o cuatro días en un coche de alquiler sería lo mínimo para sacarle el jugo a su provincia, aunque por la noche conviene regresar a la ciudad para vivir su ambiente, sus restaurantes y locales tremendamente chic en los que resulta fácil jugar a ser rico, porque por muy cool que sea el lugar rara vez la factura será de esas que le indigestan a uno la cena. Además, aunque es cierto que los que frecuentan estos locales siguen siendo en su mayoría blancos, también hay negros entre los comensales; algo impensable hace apenas veinte años, cuando todavía el país vivía bajo el apartheid.

Vía Revista Viajar

Una ruta romántica por Baviera

Escrito el 8 de Febrero de 2010 por turisticut

Mi propuesta de hoy es una Ruta romántica por Baviera (Romantische Strasse), un inolvidable recorrido por lugares donde la historia ha escrito páginas memorables de batallas, caballeros, príncipes y princesas, que se extiende 290 kilómetros desde Würzburg hasta Füssen, en la frontera con Austria,

residenzLa ruta se inicia en Wurzburg, famoso por su glorioso palacio barroco “la Residenz“. El palacio fue creado por el arquitecto Balthasar Neumann en 1720, sufragado por los príncipes obispos que harían de ella su casa. En cuanto uno entra en la Residenz, la presencia de una monumental escalera, la más grande del país, nos recuerda que nos encontramos ante uno de los edificios más suntuosos de Europa. Continuamos visitando la ciudad,  poseedora de uno de los cascos históricos más bellos de Europa, recorriendo su Catedral, la Plaza del Mercado, y el viejo puente sobre el río Maine que cruza la ciudad.

lauda-koenigshofenA 30 kilómetros de Wurzburg, atravesamos Tauberbischofsheim, la principal ciudad del distrito de Main-Tauber. Protegida por el Valle del Tauber, es una de las ciudades más antiguas de la Ruta. Allí visitaremos su centro histórico y el Castillo Kurmainz y su Torre Turmer y nos dejaremos sorprender por el curioso edificio del Ayuntamiento en la Plaza del Mercado. A sólo 10 kilómetros de aquí se halla Lauda-Königshofen, otro pueblo rodeado de viñedos, con magníficos caldos, con maravillosos puentes, casas de madera casi salidas de un cuento de niños, y sobre todo encantadoras rutas de senderismo alrededor del pueblo.

Seguimos nuestra ruta, atravesando Bad Mergentheim, la antigua ciudad de residencia de los Caballeros Teutónicos, con su Castillo de la Orden Teutónica y otro centro histórico completamente de madera, arracimado en torno al Ayuntamiento de estilo renacentista. Llegamos a Wikersheim, sede de los Condes de Hohenlohe, con enormes jardines al estilo de Versalles, hasta acercarnos a Rottingen, una pequeña ciudad rodeada de fortificaciones y torres que se ve realmente preciosa desde la carretera, destacando sobremanera por encima de los tejados de sus casas la figura del Castillo Brattenstein. No dejéis tampoco de visitar aquí su centro histórico, igualmente de madera como el de sus vecinos.

Nuestro siguiente lugar de paso es la pequeña ciudad medieval de Creglingen, dormida entre montañas, con su Barrio Judío y el Parque Munsterseen, un lugar precioso para pernoctar en sus casitas rurales. Así llegamos a otro de los puntos clave de esta Ruta Romántica, Rothenburg ob der Tauber o el castillo rojo sobre el Tauber, uno de los pueblos medievales mejor conservados de toda Europa. Una ciudad preciosa con flores que cuelgan desde las jardineras de las ventanas, casas inclinadas con entramado de madera, murallas de más de kilómetro y medio de largo y un ayuntamiento del siglo XIII.

feuchtwangen_marktplatzAtravesando el Castillo de los Príncipes de Hohenlohe en Schillingsfürst, llegamos a Feuchtwangen, en el kilómetro 130 de nuestra Ruta, donde se celebra una de las Fiestas más importantes de Baviera. A su lado, Dinkelsbühl, con un precioso casco histórico con 16 torres, fortificaciones, un precioso y enorme molino, y los encantadores Rothenburger, estanques que se extienden a lo largo de la muralla. Durante la noche aún se puede ver un vigilante que recorre el casco antiguo de la ciudad con un farol en la mano.

Llegamos así a Nordlingen, otra ciudad medieval que alberga el mejor templo de la arquitectura rococó, el Wieskirche, que se alza maravilloso en su prado alpino, y la Iglesia de San Jorge, con su campanario de 90 metros de altura, desde cuya altura un pregonero anuncia las noticias acaecidas en la ciudad. A pocos kilómetros de allí el pequeño pueblo de Harburg nos recibe con su imponente fortaleza de tejados en cono rojo, uno de los castillos mejor conservados de toda la Ruta.

Uno de las últimas destinos de esta ruta romántica por Baviera es Ausgburgo, una de las ciudades alemanas más antiguas, fundada por el Emperador Augusto hace 2000 años. Y concluyendo ya el maravilloso paseo medieval, visitamos los castillos reales de Ludwig, los de Hohenschwangau y Neuschwanstein, ya en el extremo sur, lindando con la frontera austríaca.

Vía sobreturismo.com