Rapa Nui (Isla de Pascua), una pequeña y remota isla Polinesia perdida en el Océano Pacifico, a unos 4000 kilómetros aproximadamente de cualquier otro sitio civilizado, sigue encandilando a turistas y viajeros gracias a su ancestral cultura y sus enigmáticos Moais.
Cumplirá con vuestras expectativas ampliamente. Aún hoy perduran los misterios e incógnitas que envuelven a esta aislada y diminuta isla ubicada en medio de ninguna parte, propiciando la visita de numerosos amantes de lo desconocido y turistas en general.
Desde que el legendario Hotu Matu’a y sus gentes llegaran en canoas dispuestos a civilizarla, y su posterior declive tras cientos de años de evolución, los expertos siguen preguntándose cómo se gestó esa magnífica cultura y cómo llegó a su autodestrucción.
Bautizada como Isla de Pascua desde que el navegante holandés Jakob Roggeveen la redescubriera el domingo de pascua de 1722 y conocida popularmente por su nombre polinesio Rapa Nui (isla grande), los lugareños la siguen denominando en su lengua ancestral como Te Pito o Te Henua, “ombligo del mundo“.
El lugar es un sitio mágico donde los haya, cuenta además con una atmósfera muy relajante y apacible que os propiciará una estancia de lo más amena. La isla dispone asimismo de numerosas alternativas de ocio para los visitantes además de sus restos arqueológicos; tanto el surf como el submarinismo, cabalgatas, pesca, etc., son actividades muy idóneas para la ocasión.
La isla tiene una superficie de 160 kilómetros cuadrados y una población entorno a los 4.000 habitantes, de los que la gran mayoría vive en Hanga Roa, su capital y único pueblo.
Para llegar es indispensable hacerlo en avión, los vuelos desde Santiago suelen costar entre 250 y 480 euros normalmente pero pueden llegar a alcanzar cifras indecentes así que atentos.
vía | matxingo