Rapa Nui, “el ombligo del mundo”

Escrito el 27 de Septiembre de 2010 por turisticut

Rapa Nui (Isla de Pascua), una pequeña y remota isla Polinesia perdida en el Océano Pacifico, a unos 4000 kilómetros aproximadamente de cualquier otro sitio civilizado, sigue encandilando a turistas y viajeros gracias a su ancestral cultura y sus enigmáticos Moais.

Cumplirá con vuestras expectativas ampliamente. Aún hoy perduran los misterios e incógnitas que envuelven a esta aislada y diminuta isla ubicada en medio de ninguna parte, propiciando la visita de numerosos amantes de lo desconocido y turistas en general.

Desde que el legendario Hotu Matu’a y sus gentes llegaran en canoas dispuestos a civilizarla, y su posterior declive tras cientos de años de evolución, los expertos siguen preguntándose cómo se gestó esa magnífica cultura y cómo llegó a su autodestrucción.

Bautizada como Isla de Pascua desde que el navegante holandés Jakob Roggeveen la redescubriera el domingo de pascua de 1722 y conocida popularmente por su nombre polinesio Rapa Nui (isla grande), los lugareños la siguen denominando en su lengua ancestral como Te Pito o Te Henua, “ombligo del mundo“.

El lugar es un sitio mágico donde los haya, cuenta además con una atmósfera muy relajante y apacible que os propiciará una estancia de lo más amena. La isla dispone asimismo de numerosas alternativas de ocio para los visitantes además de sus restos arqueológicos; tanto el surf como el submarinismo, cabalgatas, pesca, etc., son actividades muy idóneas para la ocasión.

La isla tiene una superficie de 160 kilómetros cuadrados y una población entorno a los 4.000 habitantes, de los que la gran mayoría vive en Hanga Roa, su capital y único pueblo.

Para llegar es indispensable hacerlo en avión, los vuelos desde Santiago suelen costar entre 250 y 480 euros normalmente pero pueden llegar a alcanzar cifras indecentes así que atentos.

vía | matxingo

Japón, destino exótico por excelencia

Escrito el 11 de Agosto de 2010 por turisticut

Japón es, en pleno siglo XXI, el destino exótico por excelencia de Asia. No tanto por la geografía de sus islas -que también- o por el mundialmente conocido Monte Fuji (al que hay que subir, al menos, una vez en la vida pero no dos, según la tradición japonesa) sino por su ecléctica mezcla entre tradición y vanguardia, entre lo bizarro y lo fascinante, entre la atracción y la revulsión.

La cultura japonesa te puede atraer enormemente hasta decidir incluso establecerte en un país que es ya la isla más poblada del planeta, o bien puede producir un rechazo para no volver jamás.

Es el país por excelencia de las nuevas tecnologías, manejadas por un 99% de población alfabetizada -la más alta del mundo- y de las luces de neón en los rascacielos de megalópolis como Tokio, Osaka y Kobe. “Las mejores vistas” son desde el shinkansen, el tren bala que recorre Japón entero a una velocidad que alcanza los 300 kilómetros por hora.

Tras el paso de la II Guerra Mundial nos encontramos con un Japón reinventado, en el que hasta el rincón más recóndito es aprovechado como espacio para construir en vertical un hotel con habitaciones diminutas formato cápsula-nicho para todos aquellos que hayan tenido la mala suerte de perder el último metro de Tokio y quieran echar una cabezadita antes de ir directos a la oficina la mañana siguiente.

O la última freak invención: bares con gatos para poder acariciarlos mientras saboreas un café espresso ya que en un piso medio no queda espacio ni para convivir con un animal de compañía, o para todos aquellos que no quieren pasar las horas de soledad entre cuatro paredes.

La gastronomía de Japón merece capítulo aparte. Después de la exquisita cocina de Perú, puede que la japonesa sea todavía una gran desconocida para la inmensa mayoría de los occidentales, ya que no sólo de sushi vive el japonés, sino de una enorme variedad de platos que incluyen los menos populares -y no por ello menos buenos- como katsudon, okonomiyaki, yakiniku, tendon o yakisoba.

Por mi parte me quedo con el okonomiyaky, ¿y tú? Si visitas la isla y tienes el placer de probar cualquiera de estos exquistos bocados, me encantaría que me contaras cuál de ellos prefieres, ¿lo harás?

Vía 3viajesaldia.com