Top 10 playas más bellas de Brasil

Escrito el 24 de Julio de 2010 por turisticut

Sólo he estado una vez en Brasil, en Pelotas, un pequeño pueblo que hace frontera con Uruguay, pero te aseguro que después de leer esta lista con las Top 10 mejores playas de Brasil me sobran las ganas y me falta tiempo para regresar alguna vez a este fántástico país.

Y creo que si te animas a leerlo, te pasará como a mí. Vamos a ello.

Maceio
Es la capital de Alagoas, uno de los estados más homogéneamente bellos de Brasil.  A tiro de piedra de la ciudad, desde la playa de Pajuçara salen las jangadas –especies de balsas con velas– que van a las piscinas naturales. Al sur, playas de moda como Gunga o Francês y al norte, barra de Santo Antonio (con la célebre y atractiva Praia do Carro Quebrado), São Miguel dos Milagres (con do Toque, Tatuamunha, Lage y Patacho) y la más conocida, Maragogi, con sus vecinas Bitingui, Japaratinga y Peroba, rodeada de coqueiros, justo en el límite con el estado de Pernambuco.

Praia do Espelho
Es una de las más bellas de Brasil, popularizada por quienes instalaron el condominio Outeiro das Brisas. Hoy están no sólo las que pertenecen al complejo privado, sino también las que se instalaron en la playa, a orillas del mar: Enseada do Espelho, Pousada do Baiano y Fazenda Calá, entre otras. Muy románticas y con toques sofisticados, en general están desajustadas en la relación precio-calidad. Una buena opción es alojarse más al norte, en Trancoso o Arraial d’Ajuda e ir por el día. Tenga en cuenta que aún no hay cajeros electrónicos, teléfonos públicos ni almacenes en la zona. El aeropuerto más próximo es el de Porto Seguro.

Balneario de Porto Belo
A 12 km de Bombinhas, está mucho menos concurrido que su famosa vecina. Tiene playas formidables como Caixa d’Aço y Estaleiro. A esta última se llega sólo a pie, y encerrada como está entre piedras y colinas, es garantía de tranquilidad, acompañada de agua y arena claras. Si vas en temporada alta, no te dejes engañar por la promocionada excursión a la isla de Porto Belo y los paseos en escuna (barco) del Porto dos Piratas: son demasiado agitados e incluyen falsos bucaneros y música a todo volumen. En plan tranquilo, mejor apuntarse a una caipirinha en los bares flotantes de Araçá, otra amable playa de las inmediaciones.

Florianópolis
Sólo en Floripa pueden convivir el fenómeno inspirado en Miami de Jurerê Internacional, sus mansiones y sus beach lounges, con las playas salvajes de Lagoinha de Leste, Saquinho o Solidão. Sólo aquí coinciden la gran urbanización de ingleses con los casarios portugueses -vilas açorianas, en realidad- de Santo Antonio de Lisboa y Ribeirão da Ilha, donde, de paso sea dicho, se comen las mejores ostras. En Florianópolis está el surf de Mozambique y Joaquina, la vida noctura de la Lagoa da Conceição y los vestigios arqueológicos de la increíble isla de Campeche, cuyo mar turquesa pelea posiciones con el del Nordeste más preciado.

Ilha Grande
Se trata de una isla de casi 32 km de largo por 14 km de ancho. Para llegar, los viajeros se reúnen cada mañana en la Vila de Abraão –donde se concentran las posadas– y toman alguna de las embarcaciones que salen hasta la playa de Pouso. Desde allí son 20 minutos hasta Lopes Mendes, y recién después la trepada por una trilha estrecha para bajar por un frondoso morro, Santo Antonio. Para regresar, es preciso estar atento a la hora. Los barcos tienen horario fijo y el último sale a eso de las 17:30. Hay otros paseos clásicos a distintas playas: a la verde Aventureiros y Parnaioca (una de las salidas más alejadas), Lagoa Azul, Lagoa Verde y Japariz. Menos frecuentes son las excursiones a Cachadazo o Dois Rios, y menos aún la vuelta completa a la isla, que requiere un grupo armado para prorratear el costo.

Fernando de Noronha
Difícil saber dónde es más linda: si arriba o abajo del agua. Meca del buceo y también de mieleros y amantes de la naturaleza, Noronha es un archipiélago que se jacta de contar con las playas más bonitas –y codiciadas– de Brasil. Llegar y quedarse es caro. Se llega sólo por avión (desde Natal o Recife) y como se trata de un Parque Nacional Marino, hay una tasa de preservación ambiental cuyo importe se hace más caro a medida que se prolonga la estadía. Las posadas económicas arrancan en valores mucho más altos que los del continente, y las de lujo tienen precios astronómicos. Sin embargo, el color del agua y la visión de los morros Dois Irmãos y la Bahía do Sancho, justifican cualquier inversión.

Itacaré
Ya no es el secreto que era hace diez años, pero su geografía de penínsulas rocosas cubiertas de mata atlántica que llegan hasta el mar ha hecho que Itacaré se mantenga entre las mejores de Bahía. El aeropuerto está en Ilhéus, a unos 70 km, y es en el camino a esa ciudad que se detectan las playas más bellas: Itacarezinho, Havaizinho, Engenhoca, Jeribucaçu y la Prainha, delicia de surfistas. Allí también están los grandes resorts como el Txai, el Itacaré Ecoresort y el Village, donde el hotel es parte del condominio de Villas São José. Esa combinación de iniciativa inmobiliaria y turismo que ya se daba en São Paulo y Río, también está pegando fuerte en las playas brasileñas.

Jericoacoara
Dice la leyenda que Jeri se hizo famosa cuando salió como una de las 10 mejores playas del mundo en The Washington Post. Verdad o no, este balneario de nombre difícil y acceso ídem, viene creciendo a grandes pasos y si bien es cierto que conserva sus calles de arena, también lo es que hay paulistas que van por el día, por el sólo hecho snob de decir “conozco Jeri”. Se puede, en efecto, llegar en avioneta, pero casi todos llegan primero a Fortaleza y toman el bus (6 horas) a Jijoca para completar los últimos 20 km en jardineira (una especie de tráiler abierto arrastrado por las dunas por un tractor de grandes ruedas). Jeri merece un mínimo de 3 días para conocer el pueblo, su Duna do Po do Sol –donde todos ven el atardecer– y las vecinas aldeas de Preá y Tatajuba.

Pipa
Se distingue de las demás por sus falésias –acantilados– de arenisca roja, y por su astral, su “onda” internacional. Esta pequeña localidad a 85 km de Natal ha encantado desde siempre a turistas de todo el mundo. Ellos parecen haberse obstinado en mantenerla–casi– como era. Como sea, lo cierto es que en Pipa están tanto la pionera Toca da Coruja, Roteiro do Charme establecido en 1991, como la nueva y sofisticada Kilombo Villas & Spa, en la cercana playa de Sibaúma. Y de siempre, siempre, el bookshop de Cintia Junqueira, una gaúcha sin edad que tiene el mapa estelar tatuado en la espalda y que alquila o canjea (no vende) cualquiera de los 2000 libros que acumuló en su local.

Porto de Galinhas
Antes de ir, informate acerca del horario de las mareas: cuanto más baja esté, mejor. Si vas en temporada alta, sí es importante contar con reserva previa. La oferta de establecimientos es enorme, pero también la ocupación. Por eso los resorts se esmeran en conseguir la fidelidad de sus huéspedes a fuerza de piscinas cada vez más impresionantes. Las posadas sofisticadas están en la Praia do Cupe, mientras que el centro quedó para los establecimientos pequeños, con menos estructura y más próximos a la gran cantidad de restaurantes. Quienes sienten saudade de la aldea de pescadores que Galinhas supo ser, han orientado la brújula hacia Carneiros. Esta ahí nomás y aún conserva parte del espíritu original de su vecina.

Vía El País Viajes

Top 5 destinos playeros en Rocha, Uruguay

Escrito el 21 de Julio de 2010 por turisticut

A lo largo de sus 180 km de costa, el departamento de Rocha, Uruguay, ofrece un puñado de destinos con carácter propio y paisajes ideales para unas vacaciones a puro relax.

Barra de Valizas
Se dice que es la versión cool de Cabo Polonio, porque es el destino elegido por fotógrafos, intelectuales, artistas, homeópatas y europeos.

Durante el día, la playa obliga. El kit básico es un buen mate, libros y una buena dosis de capacidad introspectiva. Los más activos eligen cruzar el arroyo Valizas en bote y subir el cerro de la Buena Vista, desde cuya punta se divisa el “Cabo” y la laguna de Castillos.

El manual del buen valizero establece que todo es comunitario y la rutina, mala palabra, pero fundamentalmente apunta a una tajante oposición a cualquier forma de alumbrado público. Algunas casas con luz eléctrica ya hay, pero muchos prefieren prescindir de ella. Conseguir alojamiento no es tarea sencilla, sobre todo a partir de fines de diciembre. En el hostal frente a la placita recalan los mochileros, las familias eligen alquilar una casa y el resto se las arregla entre dos o tres lugares.

No te pierdas el B&B Lucky Valizas, frecuentado por jóvenes, científicos que buscan conectarse con su costado más sensible y algún ejecutivo camuflado como un bohemio más. La otra opción es la Posada Eireté, de la artista plástica María Antonia Beloso.

Punta del Diablo
La prohibición vigente de construir en la franja costera, mantiene a salvo el encanto multicolor del despliegue de ranchos con techo de paja en el acceso de la playa de La Viuda. Allí se puede encontrar a Ernesto Laguardia, responsable del restaurante El Viejo y el Mar.

Hay citas ineludibles. Una es sentarse en las rocas para ver llegar las barcas anaranjadas cargadas de pescados y camarones. Otra es el paseo al atardecer por la feria de artesanos, para terminar picando algo en Al Pairo, uno de los pocos que conserva a rajatabla la tradición culinaria, en base a miniaturas de pescado y buñuelos de algas.

En cuanto a lo nuevo, hay que rastrear hacia la playa de la Viuda, la favorita de los jóvenes. En esa zona se están sumando casas de estilo racionalista y nuevas posadas, por ejemplo La Viuda del Diablo. Surgió como un bar de playa y fue tomando la forma de un sólido complejo de suites modernas, con jacuzzi y decks que miran al mar.

Si quieres evitar el tumulto, es preciso cruzar hacia Playa Grande (en el norte), una gran bahía de arenas blancas dentro del Parque Nacional Santa Teresa. Para conocer el parque, conviene ir en coche de alquiler o autobús. Son apenas unos minutos para descubrir sus bosques de palmeras que terminan en playas increíbles como La Moza y la del Fuerte de Santa Teresa, esa solidez del siglo XVIII que enorgullece a los uruguayos. A la noche, la movida se concentra cerca de la playa Rivero.

Cabo Polonio
Sin calles, luz eléctrica, teléfono ni agua potable, la única presencia con mayúsculas en Cabo Polonio es la de la naturaleza. La falta de servicios obliga a ejercer la creatividad en todas sus formas; unos buscan formas alternativas de energía, otros hacen honor al reciclaje o pintan las paredes de chapa corroídas por el salitre. Lo que no se tiene se compensa con lazos cooperativos, casi como una obligación social que trasciende afinidades.

La comunidad poloniense es una rica mezcla de tribus: viejos hippies, pescadores, ecologistas, autoexiliados, músicos, artesanos, alternativos. Ahora se han sumado los yuppies, afincados frente a la Playa Sur, zona a la que llaman “Beverly Hills”, con casas más parecidas a las de La Barra esteña que a las del propio Cabo.

Si vas a pasar el día, puedes empezar por Playa Norte y almorzar en el restaurante de la hostería La Perla. Siguiendo por la costa hasta la península, es un clásico subir al faro y observar las tres islas sobre las que se desparrama una importante colonia de lobos marinos. Al atardecer manda Playa Sur, entre guitarreadas y mates.

Buscar donde dormir es parte de la experiencia del Cabo. Algunos llegan con algo reservado y el resto, la mayoría, pulula por todos lados en busca de un rancho desocupado. Entre las posadas, modestas todas, la de Los Corvinos se distingue por originalidad. Los más bohemios acampan alrededor de la  posada La Cañada, en un camping tácito, no habilitado oficialmente.

No dejes de pasar la primera noche sin luz. Es un antes y un después, aseguran. Estrellas y luna reemplazan al alumbrado público, lo mismo que las velas que encienden en cada ranchito, y obligan a imaginar más que a ver.

La Pedrera
Si bien está lejos de las luces y el show off esteño, supo reaccionar rápido y acoger la demanda de un público desertor del turismo de Punta. Entonces comenzaron a proliferar tiendas de diseño, festivales de jazz y cine, y la Posada del Barco (ex Saint Michel) dejó de estar sola para competir con otros alojamientos de categoría.

El rubro gourmet creció tanto que ya se habla de polo gastronómico, si se tiene en cuenta la cocina de autor de Perillán y el flamante John Fonda, para combinar tapas mediterráneas y cerveza frente al mar, sin olvidar la buena mesa de Lajau, el concurrido Dón Rómulo y Costa Brava, catalogado como el mejor por los lugareños.

Anchas las playas, hay para todos los gustos. Desplayado es la más familiar, ideal para los chicos por la bahía que se forma junto a las rocas. La playa del Barco congrega la movida juvenil y a los surfers en particular, pues allí se forman grandes olas. Su proyección es el resto-pub Fulano y su amplio deck a metros del mar, donde el agite sigue hasta pasada la medianoche.

Los que prefieren playas más solitarias se alejan hasta Punta Rubia o Tajamares.

La siguiente escala hacia el este es San Antonio. Su entorno salvaje de monte nativo enamoró a David y María Tezanos Pinto, que un día dejaron Barrio Norte para instalarse con sus hijas aquí y así surgió la Posada San Antonio.

Si la tendencia es lo agreste y semioculto, la Posada Buscavida cumple con ambos criterios. Ubicada en Oceanía del Polonio -a 24 km de La Pedrera-, sólo llega el que le pone ganas, porque la única indicación desde la ruta 10 es un par de carteles que hay que saber descifrar entre los médanos.

Vía lugares de viaje.com

Playa de Rodas, una perfecta media luna de suave y pálida arena

Escrito el 19 de Julio de 2010 por turisticut

En 2007, The Guardian describió la playa de Rodas, en las Islas Cíes (España) como una “perfecta media luna de suave y pálida arena protegida por pequeñas dunas abrigadas por un tranquilo lago de agua clara como el cristal” (…) “Los vecinos la llaman la playa caribeña. El agua es suficientemente turquesa y la arena lo bastante blanca como para creerse la comparación… hasta que metes un dedo en el agua”.

En 2010, muy probablemente Rodas seguirá encabezando la lista de las 10 mejores playas del mundo. El autor de esta privilegiada clasificación, Gavin McOwan, no ocultó su querencia por los espacios sin urbanizar, y esta zona apenas cuenta con señales de la presencia humana. Protegido por la calificación de Parque Natural en el año 1980, el triple archipiélago gallego cuenta con 3.000 hectáreas, de las que sólo unas 400 sobresalen del mar. Desde luego, un paraje idílico en el que “se puede dormir en un camping sombreado por altos pinos y con vistas al Océano Atlántico”.

Lo cierto es que los gallegos siempre han considerado a las Islas Cíes –presentes en canciones del grupo Siniestro Total o poemas de Rosalía de Castro– una de las joyas de la corona. De hecho, se conocen como “Las islas de los Dioses” desde la antigüedad. Su clima es más benigno que el de su entorno, con temperaturas templadas durante una buena parte del año y la mitad de las precipitaciones de la vecina ciudad de Vigo, situada a 15 kilómetros.

Las posibilidades en su escasa superficie se multiplican. Hay quien se conforma con tumbarse en Rodas, quien elige ver el atardecer desde ellas o sobre ellas (un buen observatorio es el Puente de Rande, sobre la Ría de Vigo) o quien se apunta a seguir las rutas señalizadas por sus bosques. También se puede optar por visitar sus faros, sus observatorios de aves, los restos arqueológicos que contiene, sus calas recónditas o sus nueve playas paradisíacas, que incluyen una nudista.

El archipiélago cuenta con tres islas principales: Monteagudo, en el norte; do Faro, en el centro, y San Martiño, en el sur. Además, tiene otros pequeños islotes. Las dos primeras, unidas por una lengua de arena y una laguna natural conocida como “El lago de los niños”, son las únicas que resultan fácilmente accesibles si no se dispone de embarcación propia. Su afluencia se ha limitado a 2.200 personas al día. Se puede llegar a  a ellas en barco desde el municipio de Baiona. También se pueden alcanzar desde Vigo y Cangas con la Naviera Mar de Ons.

Encontrarás más información en www.turgalicia.es

Vía revistaviajar.es

Fotografía Lisboa estas vacaciones

Escrito el 18 de Julio de 2010 por turisticut

¿Quién no tiene a la encantadora y melancólica Lisboa en el punto de mira de sus anhelos turísticos?

Pues pra ellos y ellas Turismo de Lisboa lanza un concurso de fotografía bajo el título “Ciudad de Lisboa -Lo que gustarían de dar a conocer a un turista o amigo extranjero”. Un desafío para vivir  a tope y descubrir in situ los singulares rincones de la ciudad lusa.

La intención es que los participantes fotografíen aquellos lugares en principio no considerados como emblemáticos pero que son parte de la ciudad y tener la oportunidad de conocerlos supone una verdadera delicia.

El concurso está abierto a la participación de cualquier turista o viajero, la única condición es estar  interesad@ en participar y enviar los trabajos con un texto explicativo acompañando a la fotografía. Si te animas, debes enviarlos antes del 15 de septiembre a la web de Turismo de Lisboa, donde también encontrarás las bases de esta iniciativa.

El premio es una estupenda pieza de la típica y codiciada cerámica de Lisboa que se entregará a cada uno de los 12 ganadores del concurso.

Así que ya lo sabes, si este verano vas a Portugal y piensas pasar unos días en Lisboa, ¡no te olvides la cámara!

En Irlanda las hadas y los duendes están por todos lados

Escrito el 15 de Julio de 2010 por turisticut

En Irlanda las hadas y los duendes están por todos lados, esperándonos allá donde vayamos. Si te animas a visitarla, vivirás historias mágicas desde el primer momento en el que pises su suelo, y será casi imposible no caer hechizado por algunos de sus monumentos o lugares de interés.

Las más increíbles anécdotas celtas, llenas de asombro y acción tuvieron lugar en tierras irlandesas: apreciar en primera persona el balcón que fue testigo del cuento El balcón que siempre espera, es sólo una de las maravillosas actividades que puedes realizar allí.

Por otro lado, vale la pena aclarar que su gente también vive inmersa en esta maravillosa forma de vida, en la cual lo mágico y lo fantástico se mezclan con lo urbano y lo cotidiano para dar como resultado una experiencia única que nadie debería perderse.

Irlanda es un destino ideal para todos aquellos que deseen darle un poco de aire y alegría al niño que se lleva dentro, sofocado por tanta rutina y exigencias adultas. Un sitio donde la magia y la ilusión no tienen fin.

Vía dondeviajar.com

Costa Rica, Pura Vida

Escrito el 12 de Julio de 2010 por turisticut

En Costa Rica todo es pura vida, tal y como reza la coletilla que más veces se escucha a uno y otro lado de este paraíso centroamericano.

Allí no todo el mundo es rico ni nada en la abundancia, y seguramente viven con lo justo… y, sin embargo, están viven contentos. La alegría es una de las características que mas impresionan en Costa Rica y no es precisamente por el guaro, un explosivo aguardiente de caña de azúcar que mezclan habitualmente con un fresco (zumo) de limón; se diría que los ticos, nombre con el que se conoce a sus habitantes, llevan la alegría dentro. Será el clima, la extensa vegetación o una economía más o menos próspera (Costa Rica es conocida como la Suiza Centroamericana), el caso es que los costarricenses son muy alegres y hospitalarios con todo el mundo.

Pero no es el carácter de sus habitantes lo más increíble para los visitantes. Cuando se llega a este país uno tiene la sensación de estar visitando un parque de tamaño gigante, hay que decir que la naturaleza ha sido exageradamente generosa con este territorio que no llega a los 51.000 kilómetros cuadrados, en el que en cualquier rincón de Costa Rica crece vegetación. Los recursos naturales son su principal carta de presentación, se hayan más tipos de mariposas que el continente africano (más de 1.250 especies), humedales, eternas playas, bosques, más de 850 especies de aves… ¡No es difícil conducir por la carretera y contemplar un oso perezoso colgando de una rama o unos caimanes tostándose al sol en la orilla de un río!

La zona de la Cordillera Central, una de las más lindas, es también la más poblada. En ella residen dos terciosde la población, siendo Heredia y Alajuela los principales núcleos urbanos. Alajuela (o la tierra de los mangos, en honor a los mangos de su plaza principal) es un buen punto de partida. Situada a la falda del volcán Poás, su humilde catedral y la iglesia Santo Cristo de la Agonía merecen una visita, tanto como el centro de cría y conservación de guacamayos Flor de Mayo, que se encuentra a las afueras de la ciudad.

Pero claramente es el Poás el mayor atractivo del área, es el parque nacional con más visitas en Costa Rica. Se llega a él cruzando la aldea de Poasito, por una ruta panorámica que serpentea junto a huertos y cafetales, con unas vistas magnificas del valle.  Lo más complicado sea quizás poder ver el volcán, no por su difícil acceso sino porque suele ser habitual que las nubes impidan su observación.

Quizás las dichosas nubes no sean tan molestas en el Parque Nacional Volcán Irazú, también de una belleza espectacular, Irazú es el volcán de mayor altitud de Costa Rica y realmente, el más activo. El nombre viene del término indio istarú, que quiere decir ‘montaña del trueno’, algo que dejo bien patente en 1963 cuando el país recibió la vista de John F. Kennedy. Desde su mirador, se ve un cráter con un lago de un verde intenso. Se puede acceder a otros cuatro cráteres, pero es imprescindible respetar las rutas señalizadas. Asimismo, al igual que en el caso de Poás, es recomendable llegar temprano para poder observarlo con el cielo despejado.

Desde Irazú es muy aconsejable visitar el valle de Orosi. una de las areas de cafetales más conocida. Contemplar los cafetales en 4×4 es algo que no debe dejar de hacerse, del mismo modo que visitar dos de los monumentos religiosos más antiguos del país, la bonita iglesia, de aires coloniales, de San José de Orosi, en la población del mismo nombre y las ruinas de la iglesia de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, construida en 1693.

Y por último, lo ideal es llegar a Heredia, las opciones son diversas, desde mezclarse en su colorido mercado de abastos, donde podrás disfrutar de su comida local por muy poco dinero, a tomar un descanso en el Parque Nicolás Ulloa, usualmente conocido como Parque Central o ver las vidrieras de la parroquia de la Inmaculada Concepción.

Definitivamente, pura vida.

Vía viajesfaciles.com

Praia do Espelho, Bahía (Brasil)

Escrito el 8 de Julio de 2010 por turisticut

Situada a a 25 km de Trancoso, en el Estado de Bahía, Brasil, la espectacular Praia do Espelho, cuyo nombre original era Arao, apellido del patriarca de las familias de pescadores que la habitaban antes de ser conocida turísticamente, deslumbra por sus características naturales: un imponente palmeral contrasta con la seca arena que transcurre paralelamente al calmo y transparente mar repleto de piscinas naturales.

Además, un riachuelo verde desemboca en la parte derecha de la playa generando una imagen digna de una postal de un viaje para recién casados, un folleto de excursiones o algún cuadro paisajístico deslumbrante.

Las pocas posadas que existen en Espelho, se llenan totalmente en el periodo festivo conocido como Reveillon (incluye la semana de Navidad y Nochevieja) y en Carnaval, por lo que si visitas la playa en esta época lo mejor es que reserves alojamiento con anticipación.

pLas posadas mas recomendables son Porto Espelho, Recanto do Espelho o la Pousada do Baiano. Tienen diferentes escalas de precio, pero lo importante es que todas cumplen con los requisitos turísticos imprescindibles para disfrutar de tu estancia.

Pasear por la playa es sin duda una de las mejores actividades en Praia do Espelho. Cuando hay marea baja es posible rodear las rocas del lado izquierdo de la playa para llegar a otras dos buenas playas aledañas: Praia dos Amores, cuyas aguas son, si esto es posible, todavía mas azules que las de Espelho, y Outeiro, otra playa muy recomendable para pasar la tarde.

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