Su accidentada costa, los más de mil amarres y las numerosas islas, convierten a Croacia en un destino ideal para el turismo náutico.
Más de mil islas, islotes y rocas jalonan los más de 1.000 kilómetros de litoral insular de Croacia. Esta característica la convierte en uno de los puntos más atractivos para los amantes de la navegación. De hecho, en los últimos años, el turismo de cruceros con velero está teniendo una gran aceptación en el país y son ya muchos los que han probado la sensación de navegar por la costa Dálmata, amarrar la embarcación en cualquiera de los más de mil puntos de amarre, comer pescado recién sacado del agua y bañarse en calas absolutamente solitarias mientras se dejan seducir por el reflejo de las rocas en el mar.
Pero además, la Croacia mediterránea ofrece una amplia diversidad de tesoros escondidos entre antiguos castillos, fuentes termales, paseos por sendas entre viñedos y naturalezas vírgenes, que ofrecen una espectacular estampa de colores.
FESTIVALES DE VERANO
Durante la época estival, Croacia respira a fiesta. El casco antiguo de la mayoría de las ciudades es el escenario improvisado de festivales internacionales que congregan a un cada vez mayor número de visitantes. Este es el caso del Festival de verano de Dubrovnik, el Festival de Cine de Pula, el verano de Split o las noches musicales de Zadar.
MUCHO POR DESCUBRIR
Brela es uno de los lugares turísticos más atractivos de Dalmacia y una de las playas con mayor magia, lo mismo que la playa de piedra en la isla de Brac, cuya superficie cambia de forma en función de cómo sople el viento, pero sin perder su belleza y singularidad.
Trogir, la pequeña ciudad medieval que se alza sobre la isla, es otro de los puntos en los que se recomienda hacer una escala. Lo mismo ocurre con Mljet, considerada la isla más boscosa del Adriático, hoy convertida en Parque Natural gracias a sus bellezas naturales e históricas. En medio se encuentra un lago en cuyo centro hay una pequeña isla que alberga un monasterio benedictino del siglo XII. Los amantes de la naturaleza pueden continuar su periplo por aguas croatas haciendo escala en los otros tres parques naturales que se encuentran en el litoral: Kornati, Brijuni y Krka, con especies exóticas de flora y fauna.
Una parada obligatoria es el puerto medieval de Dubrovnik, al sur del país. Este centro turístico ofrece al visitante una ciudad antigua, protegida por una fortaleza del S. XVI, en la que iglesias, monasterios, palacios y casas con techos pintados de rojo o amarillo hipnotizan a quienes pasean por sus calles.
Pero son tantos los enclaves y tantas las posibilidades de verse embelesado por la belleza de estos paisajes costeros, que toda recomendación es poca para describirlo. Croacia se ha de descubrir por uno mismo, mezclándose entre sus gentes, hallando en cada una de las regiones esa belleza en la que naturaleza y mar se conjugan en una armonía raramente vista.
Vía todoviajar.com