El tapeo es una de las mejores formas de conocer Granada; ir de “bar en bar”, probando sus especialidades, callejeando por esta ciudad, descubriendo sus monumentos y como no, su rica gastronomía. Es mucho más que tomarse una cañita, es un arte, un saber hacer, y algo muy propio de la vida en Granada. No conocer el tapeo es ignorar el espíritu de sus gentes y de sus tradiciones. Y es que ir de tapeo con los amigos es una de las costumbres más arraigadas en la capital granadina.
La propuesta no puede ser más atractiva para los sentidos: callejear por el casco antiguo de la ciudad y contemplar ese escenario de historia viva e irrepetible mientras se van realizando tentempiés en pintorescos locales. Desde porciones de queso, embutidos o jamón serrano hasta platos calientes típicos de la cocina tradicional granadina: migas con tropezones, callos, habas con jamón, papas a lo pobre o a la furiana, etc.
La ciudad ofrece varias zonas específicas en las que llevar a la práctica este “arte del tapeo”. Se puede comenzar por los alrededores del Campo del Príncipe, en el Realejo, barrio que fue la judería de la ciudad musulmana.
Dirigiendo nuestros pasos hacia la Catedral nos encontramos con una de las principales arterias en lo que a ocio se refiere: la calle Elvira. En sus inmediaciones se cuentan gran cantidad de tascas en las que el visitante podrá disfrutar de un gran surtido de vinos y tapas, antes de proseguir la jornada.
Muy cerca de la calle Elvira este incomparable tour gastronómico tiene una cita con la zona de la Plaza Nueva, al lado de la Real Chancillería. Por debajo de esta plaza fluye el río Darro. Si seguimos su cauce nos llevará al conocido Paseo de los Tristes, lugar muy indicado para reponer fuerzas en sus variadas terrazas.
La Plaza de la Romanilla y la de la Pescadería son también dos centros neurálgicos del tapeo en la ciudad. Situadas junto a la Catedral, suelen ser punto de reunión que convierten la zona en una de las más animadas de la ciudad.
También cerca de la Catedral, los alrededores del Ayuntamiento y lacalle Navas, una zona peatonal en la que abundan bares y tabernas típicas, permiten al visitante disfrutar de la gastronomía local olvidando los rumores del tráfico.
A la izquierda del Darro, nos toparemos con el barrio más representativo de Granada, el Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad. Al Albaicín conviene dedicarle tiempo: serpentear entre sus callejuelas, seguir el fresco aroma de la flor de azahar y disfrutar de algunos de los locales de restauración más emblemáticos de la ciudad, mientras se contemplan las magníficas vistas de la Alhambra, principalmente las que el mirador de San Nicolás ofrece.
Finalmente, si el afortunado visitante opta por acabar este apetitoso itinerario por Granada en el barrio del Sacromonte, no debe perder la oportunidad de degustar la tortilla que lleva su nombre.
Para los visitantes que deseen explorar aún más las posibilidades gastronómicas de Granada, es recomendable una visita al Barrio de La Chana¸ situado en las afueras de la ciudad, y en el que se reúnen principalmente jóvenes estudiantes para disfrutar de la tradición del “tapeo” entre clase y clase.
Conviene recordar, no obstante, que el “tapeo granadino” no se limita sólo a la capital, siendo una tradición que se extiende a lo largo de toda la provincia. Si llegas en avión, una buena opción es reservar un coche de alquiler en el aeropuerto para disfrutar del tapeo en cualquier lugar de Granada, aprovechando para descubrir las especialidades y variantes típicas de cada localidad, capaces de sorprender al paladar más exigente.
Vía tourgranada.es